Analiza la estabilidad que tienen las personas para acceder económica y físicamente a productos
PORTAVOZ/AGENCIAS
En México, garantizar seguridad alimentaria sigue siendo un reto; desde la disponibilidad, la accesibilidad, la distribución y los hábitos. Al corte del 2022, el 18 por ciento de la población presenta carencia por acceso a una alimentación nutritiva y de calidad.
Este nivel se profundiza en el desglose por entidad federativa o por región. En zonas urbanas el 16 por ciento de la población presenta esta carencia alimentaria, mientras que en las rurales escala hasta 24 por ciento, de acuerdo con cifras de la Evaluación Integral de la Política de Desarrollo Social vinculada al Derecho a la Alimentación 2023-2024 del Coneval.
Por su parte, los estados que presentan los niveles más preocupantes de población con dificultades para acceder a una alimentación nutritiva y de calidad son:
Tabasco: 39 por ciento de su población
Guerrero: 32 por ciento de su población
Oaxaca: 29 por ciento de su población
Michoacán: 23 por ciento de su población
Tlaxcala: 23 por ciento de su población
La carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad integra, por un lado, la estabilidad que tienen las personas para acceder económica y físicamente a los alimentos, así como la disponibilidad y calidad de estos.
Poder tener una alimentación digna, oportuna y nutritiva no es una opción para muchas familias mexicanas. En este sentido, el informe del Coneval encontró una relación importante entre la pobreza —en su espectro multidimensional— y el acceso a este derecho.
No solo las regiones más marginadas y los estados con más pobreza son los que enfrentan más problemas para ejercer una alimentación digna; también los hogares donde una mujer es la jefa de familia y los hogares indígenas presentan altos niveles de esta carencia.
Mientras, el 19 por ciento de las familias con jefatura femenina presentan carencia por acceso a alimentación nutritiva y de calidad; para las que tienen jefatura masculina el nivel baja a 16 por ciento.
Por su parte, en los hogares indígenas la carencia afecta al 31 por ciento de dicha población, mientras que para los hogares no indígenas la cifra se reduce casi la mitad a 17 por ciento.
El análisis del Coneval también muestra que la población que reside en hogares vulnerables (pobres, indígenas, rurales o liderados económicamente por una mujer) se muestran niveles más bajos de acceso a higiene para la preparación de alimentos, a la diversidad de alimentos y a la salud relacionada con hábitos alimenticios.