Con tarifas reducidas durante septiembre, los notarios buscan incentivar a chiapanecos para planificar su herencia
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La cultura del testamento sigue siendo un reto pendiente en Tapachula, donde a pesar de las campañas anuales impulsadas por los notarios locales, la mayoría de la población aún no da el paso hacia la planificación de su patrimonio. Durante 21 años, el programa “Septiembre, mes del testamento” ha buscado fomentar entre los chiapanecos la conciencia de otorgar este documento legal, pero los resultados continúan siendo limitados.
El notario público 141 de Tapachula, Edgar de León Gallegos, señaló que la baja participación en este programa refleja una falta de percepción sobre la importancia de contar con un testamento. Según él, muchas personas aún creen que este trámite es necesario solo para quienes poseen grandes bienes, siendo en realidad que, se trata de una herramienta accesible para todos y de gran relevancia para evitar conflictos familiares. Este año, el Consejo Estatal de Notarios del Estado de Chiapas (CENECH) intentará ofrecer descuentos significativos a partir del 1 de septiembre.
El programa establece tarifas reducidas, como mil 500 pesos para adultos mayores de 65 años y mil 800 pesos para el público en general. A pesar de estas promociones, pocos aprovechan esta oportunidad, un hecho que según De León Gallegos muestra la urgencia de valorar este documento, que permite a las personas decidir en vida cómo será repartido su patrimonio.
Desde una perspectiva cultural, la falta de interés por hacer un testamento puede estar vinculada con una tendencia a evitar hablar sobre la muerte o la idea de preparar lo inevitable. Sin embargo, De León Gallegos resaltó que el testamento no es un documento definitivo; puede ser modificado cuantas veces se desee, según cambien las circunstancias personales o familiares.
En la Costa de Chiapas, más de 40 notarios certificados están listos para atender a quienes deseen aprovechar esta iniciativa. El desafío está en lograr que los ciudadanos vean más allá del costo económico y comprendan el valor de esta práctica en términos de responsabilidad familiar y social. En ese sentido, la campaña no solo es un llamado a la acción inmediata, sino un esfuerzo por cambiar una mentalidad que, en muchos casos, posterga lo importante por lo urgente.