La ausencia de elecciones en Pantelhó ofrece al partido una oportunidad para continuar como fuerza política local
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
A pesar de haber perdido su registro nacional, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) podría continuar su operación en Chiapas, gracias a una particularidad legal en la entidad. Los militantes del partido aseguraron que, aunque no alcanzaron el tres por ciento de la votación requerida para mantenerse a nivel nacional, las circunstancias locales podrían ofrecerles un respiro inesperado. La razón: las elecciones no se realizaron en todos los municipios, lo que deja abierta la posibilidad de mantenerlos en la escena política local.
En la entidad, la Ley de Instituciones y Procedimiento Electoral establece que, si no se realizan elecciones en todos los municipios, los partidos que pierden su registro nacional pueden solicitar su acreditación local. Este es el caso de Pantelhó, donde no se llevaron a cabo las votaciones, lo que podría permitir al PRD buscar una nueva acreditación ante el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), como sucedió en 2021 con Movimiento Ciudadano.
Sin embargo, la situación actual del PRD en el estado no solo depende de un tecnicismo legal. A casi dos meses de las elecciones, el partido enfrenta retos internos significativos. Sus instalaciones todavía muestran las huellas del vandalismo ocurrido durante las movilizaciones del magisterio en mayo, y pocos trabajadores permanecen en el edificio. Esta imagen refleja un partido que, aunque tiene una oportunidad legal, necesita más que eso para reanimar su base y reconstruir su estructura.
El reto para el PRD no es menor. Aunque podría obtener una acreditación como partido local, el desgaste de su imagen y la pérdida de apoyo entre el electorado representan obstáculos que van más allá de los trámites administrativos. La pregunta crucial es si, incluso con esta oportunidad de sobrevivir, el PRD en Chiapas podrá reinventarse y ofrecer una propuesta política atractiva.
Más allá de los términos legales que puedan permitir su permanencia, la clave estará en su capacidad para movilizar a una militancia desmoralizada, renovar su liderazgo y redefinir su mensaje en un estado donde las alianzas y rupturas políticas son cada vez más volátiles.