Valente Molina
EL PLEBISCITO DE LA FEDERACIÓN DE CHIAPAS A MÉXICO
La integración de Chiapas a la naciente federación mexicana en 1824, es un hecho histórico trascendente porque a partir de allí se configuró una lenta transformación y desarrollo en todos los órdenes. Haber realizado un plebiscito estatal en esos añosconvulsos, merece reconocer el valiente y legítimo ejercicio ciudadano. Fue un incluyente acto democrático con el que los ciudadanos decidieron unirse a la naciente república.
Hace unos días, mi amigo, el poeta, editor y escritor Roberto Chanona puso el dedo en la llaga (Portavoz, septiembre 4), al referir una verdad histórica (poco explorada) sobre el tan citado plebiscito. Resulta que, el conteo de votos arrojo 96 mil 829 a favor de México, 64 mil 400 a favor de Centro América y 15mil 724 neutrales. El gran total fue de 176 mil 953 ciudadanos.
Algunos historiadores coinciden en que algo no cuadra, puesto que los dos censos poblaciones vigentes en esa época(realizados en 1789), ofrecían un número de 61 mil 500 habitantes en el estado. Es decir, el padrón que se usó para el plebiscito tenía más personas que la población existente en Chiapas. La única explicación lógica es que, de la fecha del censo al año de la votación (33 años), haya existido un exponencial y acelerado crecimiento poblacional.
Pero más allá de este hecho, que deja entrever una posible inconsistencia de conteo (difícil de esclarecer hoy por la inexistencia física de las actas de votación), hay reconocer el tremendo ejercicio de organización para este acto de participación ciudadana, que tuvo que organizarse en tres meses por la presión del Gobierno mexicano que amenazaba con una incorporación forzada a su territorio, si no decidían por la vía democrática.
Desde la mirada del presente, lo más trascendente es la gran organización y metodología aplicada, que consistió en losiguiente: la convocatoria del plebiscito se expidió el 24 de marzo de 1924, invitando de manera incluyente a “… todos los habitantes de la provincia, incluyendo niños y mujeres…”, a decidir unirse a México o a Guatemala. Se emitió una circular a los partidos (circunscripciones territoriales) para que exploraranla opinión de sus habitantes y las plasmaran en actas que debían enviar a la Junta. Los partidos eran: Llanos, Tuxtla, Tonalá, Ixtacomitán, S. Andrés, Simojovel, Palenque, Soconusco, Tila, Ocosingo y Huixtán.
Hubo situaciones inesperadas que no detuvieron la organización. Tapachula decidió y asentó en acta (24 de julio) que se separaba de Chiapas y se incorporaba a las provincias unidas de Centro América. Soconusco hizo lo propio el 18 de agosto. Sin embargo, en el escrutinio estos territorios sí fueron considerados porque su primera declaración había sido a favor de la nación mexicana. (Soconusco se incorporaría hasta 1842).
Hasta la última etapa el plebiscito reflejó orden. Se nombró una comisión para examinar las actas y respuestas de los pueblos. Otro grupo revisó y corroboró la lista de inscritos en el padrón. Hubo una sesión de lecturas de los dictámenes de cada comisión sobre los resultados obtenidos en 104 pueblos. La vigilancia del proceso fue hecha por José Javier de Bustamante, agente del supremo Gobierno mexicano.
Se validó la votación y se levantó el Acta de la Junta Provisional de Chiapas con la declaración de adhesión de la provincia a la República Mexicana. Hay que imaginar la solemnidad unos días después, en el acto de pronunciamiento. Asistieron integrantes de la Suprema Junta, el agente del Gobierno de México, las autoridades, corporaciones y personas notables de Ciudad Real.
Es cierto que hubo inconsistencias en el resultado y un sinfín de reacciones y reclamos por el plebiscito. Solo hay revisar los manuscritos existentes en el Archivo General de Indias (disponible en línea) que reflejan un ambiente geopolíticoconvulso y de facciones. Pero lo más trascendente, considerando la época, es el voto universal y directo que se tuvo de los pueblos que participaron, en un ejercicio conscientede autodeterminación. También destaca la expresión de voluntad libre y espontánea que quedó como antecedente democrático participativo en Chiapas.
A pesar de la difícil orografía y las pocas e inaccesibles vías de comunicación, la convocatoria del plebiscito llegó a todas las regiones y las actas de votación fueron enviadas desde los pueblos en tiempo y forma a la entonces capital Ciudad Real (hoy San Cristóbal).
La adhesión al espacio mexicano fue benéfica, porque a partir de allí, se fue amalgamando un lento componente lingüístico, racial, religioso y cultural, en el marco de una naciente unidad regional, aunque sí con una fuerte condición rural, atrasos y aislamiento de la sociedad, por la lejanía con la capital de México.
Además, federarnos a México, impulsó la tardía maduración de una territorialidad, y la aplicación, por parte de las autoridades,de nuevos conceptos de región, soberanía y justicia. Se dejóatrás un régimen colonial y empezó el federalista, republicano, ilustrado y liberal. Fue el inicio de nuevos esquemas de cambios, rupturas y continuidades.
Hoy, a doscientos años de la federación, podemos revisar y discutir esos escenarios históricos oscuros para tener una apreciación más clara de la construcción de las dinámicas locales en este proceso de reincorporación territorial y “mexicanización”. Y a partir de allí reflexionar sobre las deudas pendientes en esta decimonónica relación con la federación.
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