Sin un enfoque integral y sensible a las realidades locales, el progreso seguirá siendo un objetivo lejano
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El panorama de la educación sexual en Chiapas, sigue siendo alarmante. A pesar de avances significativos, como la reforma constitucional de 2019 que incorporó la Educación Integral en Sexualidad (EIS) en los Libros de Texto Gratuitos, el estado enfrenta una profunda crisis. Con solo el 51 por ciento de las mujeres y el 75 por ciento de los hombres adolescentes que usan protección en sus relaciones sexuales, el riesgo de propagación de infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH se mantiene elevado.
El presidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (Femess), Rodrigo Moheno, señaló que el 30 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 30 años han experimentado alguna ITS. Esta cifra revela no solo una brecha en el acceso a información adecuada, sino también la insuficiencia de los recursos educativos actuales. En la entidad, esta problemática se acentúa debido a un contexto cultural donde persisten fuertes tabúes y estigmas en torno a la sexualidad.
La situación en el estado se refleja en las estadísticas nacionales: México lidera la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en embarazos adolescentes. Esta tasa es un indicativo de la falta de educación sexual efectiva en las regiones más vulnerables, donde las carencias en servicios de salud y educación se hacen aún más evidentes. En el estado, los jóvenes enfrentan barreras significativas para acceder a información y servicios de salud adecuados.
A pesar de la disponibilidad de tratamientos antirretrovirales gratuitos y la introducción de la autoprueba de VIH, los esfuerzos a nivel nacional aún no han logrado cubrir las necesidades específicas de regiones como Chiapas. La falta de una educación sexual integral y la persistencia de creencias culturales restrictivas limitan la eficacia de estas medidas.
Para abordar este desafío, se requiere una estrategia focalizada en la implementación efectiva de programas educativos adaptados al contexto cultural de la región. Es esencial que las políticas públicas promuevan no solo la información accesible y libre de estigmas, sino también el acceso a servicios de salud sexual que puedan prevenir las ITS y reducir los embarazos adolescentes.