No solo significó una expansión territorial, sino también la integración cultural y política
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
La Anexión de Chiapas a México, oficializada el 14 de septiembre de 1824, constituye un hito en la historia de México, marcando no solo la integración geográfica del estado al país, sino también un momento crucial en la formación de la República Mexicana. Este proceso, que implicó tanto la disolución de vínculos históricos con Guatemala como la consolidación del nuevo país, fue el resultado de un complejo entramado de decisiones políticas, movimientos sociales y liderazgo estratégico.
Chiapas, antes bajo el control de las autoridades guatemaltecas durante la época colonial, experimentó una serie de eventos que culminaron en su incorporación a México. Durante el virreinato, el territorio chiapaneco formaba parte de la audiencia de Guatemala. Sin embargo, la Independencia de México en 1821 y la disolución del Primer Imperio Mexicano crearon un vacío político que influyó profundamente en la región.
El proceso de Anexión comenzó a gestarse de manera formal con la disolución del Primer Imperio Mexicano y la proclamación de Independencia de las Provincias Unidas del Centro de América. A pesar de que estas provincias formaron una república independiente, el territorio de Chiapas, que había sido una pieza clave en el control colonial, se encontró en una situación ambigua. La falta de claridad sobre su estatus político provocó tensiones y desafíos en la región.
El 23 de octubre de 1821, Bartolomé de Aparicio, alcalde de Tapachula, proclamó la Independencia de España y, simultáneamente, la separación de Guatemala. Este acto fue un primer paso crucial hacia la integración de Chiapas con México. Aparicio y otros líderes locales jugaron un papel fundamental en este proceso, buscando alianzas con el naciente Gobierno mexicano y promoviendo la idea de que Chiapas debía unirse a la República Mexicana.
Agustín de Iturbide, quien en ese momento lideraba el proceso de consolidación del nuevo país, envió emisarios para persuadir a los mandatarios chiapanecos de la importancia de su incorporación al imperio. Aunque el Primer Imperio Mexicano pronto se disolvió, las gestiones para integrar Chiapas continuaron bajo la nueva República Mexicana.
A pesar de las dificultades y los intentos de rebelión por parte de algunos sectores locales, el liderazgo de personajes clave como Fray Matías de Córdova, un destacado miembro de la Iglesia Católica en Chiapas, fue fundamental para superar estos obstáculos. La influencia de estos líderes y su compromiso con la causa mexicana ayudaron a asegurar la anexión definitiva del estado.
La Independencia de México en 1810, celebrada cada año el 16 de septiembre, no marcó la independencia completa de Chiapas en ese momento. La verdadera integración del estado a México se concretó tres años después, el 14 de septiembre de 1824. Este proceso reflejó las complejidades de la formación del nuevo país y las diversas influencias que moldearon su desarrollo.
Al conmemorar los 200 años de la Anexión de Chiapas a México, es crucial recordar no solo los eventos históricos, sino también el impacto de estos acontecimientos en la identidad y el desarrollo de Chiapas como parte integral de la República Mexicana. La incorporación de Chiapas no solo significó una expansión territorial, sino también una integración cultural y política que sigue resonando en la historia del país.
El territorio de Chiapas, antes de que su población decidiera por plebiscito su anexión a México, ya pertenecía al país como entidad federativa, según lo dispuesto en el Decreto del Imperio Mexicano del 16 de enero de 1822 y el Acta de Anexión de Centroamérica al Imperio Mexicano, firmada el 5 de enero de 1822 en el Palacio Nacional de Guatemala bajo el mandato de Agustín de Iturbide. Este dato histórico sugiere que, dos años antes de que los chiapanecos optaran por integrarse a México mediante un plebiscito, los poderes públicos de México y del Gobierno español en Centroamérica ya habían acordado unirse territorialmente en la causa de la Independencia del territorio mexicano, lo que incluía a Chiapas, entonces parte administrativa de la Capitanía General de Guatemala.
En ese periodo de convergencia de intereses entre los poderes públicos de México y Centroamérica, se forjó en el territorio de Chiapas un fuerte interés por lograr la independencia definitiva del dominio español, contando con el apoyo del Gobierno de México. Este interés fue impulsado por la decisión de los poderes de la Capitanía General de Guatemala de separarse del dominio español y adherirse al Imperio Mexicano. Fue en este contexto que, el 12 de septiembre de 1824, con una participación del 91 por cientode la población —representada por 104 pueblos y un total de 172 mil 953 habitantes—, se definió en plebiscito la incorporación de Chiapas a México por mayoría relativa, separándose del Gobierno español y de la Capitanía General de Guatemala, y anexándose al país.
Aunque el 28 de agosto de 1821 Chiapas había promulgado el Plan de Chiapas Libre, alineado con el Plan de Iguala que motivó la Independencia de México, fue hasta el plebiscito de 1824 que se concretó formalmente su anexión. Sin embargo, es importante destacar que, en realidad, el Congreso de la Unión aprobó la Anexión de Chiapas a México un mes después de que esta fuera solicitada formalmente, en octubre de 1824.
Desde entonces, la declaratoria de Chiapas como parte del territorio mexicano quedó archivada hasta el 11 de septiembre de 1842, cuando Antonio López de Santa Anna emitió un decreto de anexión de Chiapas a México basado en la Constitución de 1836. Este decreto desconocía lo dispuesto en la Constitución de 1824 respecto a Chiapas, así como los derechos de los poderes en Guatemala, que ya habían renunciado a favor del Imperio de Iturbide en 1822. Sin embargo, no fue hasta 1882 que el Gobierno de Guatemala renunció oficialmente al territorio de Chiapas y Soconusco, ratificando esta determinación un año después.
En este marco histórico, es importante revisar cómo se determinan las celebraciones para conmemorar estos eventos, empezando por precisar que el próximo 14 de septiembre se celebran 200 años de la declaración de independencia del poder español y de la Anexión del pueblo de Chiapas a México. No obstante, resulta impreciso celebrar la Anexión de Chiapas en esta fecha, puesto que los registros históricos muestran que el 16 de enero de 1822 la Regencia del Imperio Mexicano ya había decretado la agregación de Chiapas al territorio mexicano. Más tarde, el 2 de octubre de 1824, el Congreso de la Unión aprobó formalmente la petición de los chiapanecos de integrarse a México, y Chiapas fue incluida en la primera Constitución mexicana de 1824 en su artículo quinto. Esta decisión fue ratificada nuevamente en el decreto del 11 de septiembre de 1842, al amparo de la Constitución de 1836, ordenando que el territorio de Chiapas y el Soconusco formaran parte del territorio nacional.
En este marco, cobra relevancia redefinir la historia construida a lo largo de dos siglos. Para el año 2025, se propone rescatar cuatro celebraciones clave que coinciden con fechas históricas importantes: el 16 de enero, el 12 y el 14 de septiembre, y el 2 de octubre. Estas fechas podrían convertirse en el centro de las celebraciones y análisis de este 2024, conmemorando la Independencia y Anexión de Chiapas.
La primera de estas celebraciones sería el 16 de enero, día del “Reconocimiento de Chiapas como Territorio de México”. Esta fecha conmemora el decreto emitido por la Regencia del Imperio Mexicano, que reconoció a Chiapas como parte del territorio nacional, es decir, que territorialmente Chiapas ya contaba con la protección y el reconocimiento del Gobierno de México dos años antes de que su pueblo decidiera su independencia del Gobierno de España en Guatemala y su anexión formal a México mediante plebiscito.
La siguiente fecha a destacar es el 12 de septiembre, día de la “Independencia de Chiapas”. Esta fecha se basa en el día en que, por primera vez en la historia, el pueblo de Chiapas salió a votar por su libertad, autonomía e independencia. Luego, el 14 de septiembre se celebraría el día de la “Anexión del Pueblo de Chiapas a México”, reconociendo que en los albores del siglo XIX los poderes sobre el territorio de Centroamérica se habían rebelado contra el Gobierno de España bajo el liderazgo de Agustín de Iturbide, reivindicando independencia y autonomía. En este proceso, la conciencia social, influenciada en gran parte por la Iglesia, jugó un papel fundamental en la configuración de los poderes en el territorio de Chiapas, alineándose con la ideología libertadora plasmada en el Plan de Iguala.
Este análisis subraya que el territorio de Chiapas no se anexó a México, sino que fue anexado desde 1822. El pueblo de Chiapas decidió su destino de independencia el 12 de septiembre y formalizó su anexión el 14 de septiembre de 1824. De este modo, podemos afirmar que somos mexicanos por convicción histórica desde hace 200 años, cuando el pueblo de Chiapas ejerció por primera vez un proceso democrático mediante un plebiscito.
LA ANEXIÓN CONSTITUCIONAL Y LA IDENTIDAD CHIAPANECA
Finalmente, el 2 de octubre se conmemora el día de la “Anexión Constitucional de Chiapas a México”. Esta fecha se basa en el acuerdo del Congreso de la Unión de considerar a Chiapas parte del territorio nacional, en respuesta a la voluntad del pueblo de Chiapas expresada el 14 de septiembre de 1824. Esta serie de celebraciones revalora la identidad chiapaneca y destaca cuatro fechas fundamentales en la vida pública de la región que merecen ser destacadas.
REVALORANDO NUESTRA HISTORIA Y VERDADERA IDENTIDAD
En conclusión, a los chiapanecos nos gusta celebrar y hoy la historia destaca cuatro fechas clave en nuestra vida pública que bien valen la pena revalorizar. Es importante reconocer que el 16 de enero, el 12 y 14 de septiembre, y el 2 de octubre son fechas que reflejan nuestro camino hacia la Independencia, la anexión y la consolidación como parte integral de México. La celebración de estas fechas no solo resalta nuestra historia, sino que también refuerza nuestra identidad como un pueblo libre y soberano, cuya convicción democrática y voluntad de ser parte de México se ha mantenido firme durante dos siglos.