La corporación se ha centrado en tareas de migración e ignorar su papel para reduccir los niveles
de violencia
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
En medio de la ola de violencia que azota a Chiapas, la Guardia Nacional (GN), se ha convertido en
el blanco de críticas por su falta de eficacia. Según la representante de Mujeres en Movimiento,
Isabel Méndez Hernández, esta corporación ha dejado a la población sumida en el miedo y la
incertidumbre. La creación de esta institución más bien ha significado responder a una simulación
de seguridad que a una solución.
La percepción de la ciudadanía es clara: la GN no inspira confianza. La mayoría de sus elementos,
argumentó Méndez Hernández, carecen del adiestramiento necesarios para enfrentar la violencia
que se vive en la región. A esta falta de preparación se suma una estructura difusa, donde no se
define si la corporación es de carácter militar o civil, lo que solo contribuye a la confusión y el
temor entre la población.
Además, Méndez Hernández señaló que, en lugar de proteger a los ciudadanos, los efectivos de la
GN se han limitado a vigilar a los migrantes en los puntos de revisión del Instituto Nacional de
Migración (INM), una tarea que poco contribuye a la seguridad pública. El nulo apoyo de esta
corporación recalcó, que esta estrategia solo perpetúa la violencia que afecta a las ciudades más
importantes de Chiapas.
El informe reciente reveló datos contundentes que refuerzan estas críticas: la GN no ha logrado
reducir los homicidios dolosos en línea con los objetivos estipulados en el Programa Nacional de
Desarrollo. A ello se suman quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos y
recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en un período
de tres años.
La solución, sería un cambio de estrategia y reconocer que la actual GN no ha logrado ganar la
confianza de la gente. En un contexto donde las familias temen salir a las calles, la inoperancia de
las autoridades responsables de la seguridad pública no puede ser ignorada. La seguridad en la
frontera sur debe ser más que una promesa, debe ser una realidad tangible para todos.