Chiapas ocupa el preocupante octavo lugar en trata de personas a nivel nacional
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Cada 23 de septiembre, se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y
el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, una fecha establecida para concienciar sobre uno de
los crímenes más atroces que afectan a las sociedades de todo el mundo. En México, y
particularmente en Chiapas, esta realidad golpea con fuerza, evidenciando
vulnerabilidades estructurales y sociales que colocan a mujeres, niñas y niños en
situaciones de grave riesgo. Este panorama sombrío refleja no solo la complejidad de la
problemática, sino también la falta de mecanismos eficaces de protección y justicia en
diversas regiones del país.
CHIAPAS: UNA REGIÓN VULNERABLE
De acuerdo con la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas
(REDIAS), Chiapas ocupa el preocupante octavo lugar en trata de personas a nivel
nacional, lo que lo coloca en una situación crítica. Las zonas más marginadas, como Los
Altos de Chiapas, son los principales focos de explotación y abuso, donde la pobreza
extrema y la falta de oportunidades se entrelazan con redes delictivas que se aprovechan
de la vulnerabilidad de la población. La falta de acceso a educación, servicios básicos y
protección legal deja a comunidades enteras expuestas a un fenómeno que parece estar
fuera de control.
A lo largo de 2022, los indicadores de explotación sexual y tráfico de menores mostraron
cifras alarmantes. Chiapas registró 10 mil 915 nacimientos de madres niñas y
adolescentes, lo que representó el 23.6 por ciento de la tasa nacional. Esta cifra no solo es
casi el doble del promedio a nivel país, sino que expone que ocho mil 713 niñas y
adolescentes se convirtieron en madres, es decir, un promedio mensual de 726
embarazos. Las localidades más afectadas fueron Ocosingo, Tapachula, Tuxtla Gutiérrez y
Las Margaritas.
El estudio también revela que el 87 por ciento de estas jóvenes madres viven en unión
libre, lo que indica una situación de violencia estructural que perpetúa la explotación
sexual y el abuso. Más grave aún, se registraron seis casos de niñas menores de edad que
fueron embarazadas forzosamente, lo cual evidencia una conexión directa entre los
embarazos adolescentes y la violencia sexual en la región.
El tráfico de menores es una de las formas más crueles de explotación infantil, y Chiapas
no escapa de esta oscura realidad. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de
Seguridad Pública (SESNSP) sitúa al estado en el octavo lugar en tráfico total de menores,
ocupando también el séptimo y sexto lugar en casos de trata de niños y adolescentes
hombres y mujeres, respectivamente. La situación es crítica, puesto que los casos
documentados solo representan una fracción del fenómeno real, debido al subregistro y la
falta de denuncias por miedo a represalias.
Uno de los informes más reveladores sobre la situación en Chiapas proviene de la
Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, que denuncia la complicidad de diversas figuras de
autoridad en el sistema de explotación sexual. Se estima que el 50 por ciento de las
jóvenes afectadas por esta situación en la zona galáctica (centro de explotación sexual en
Tapachula) se encuentran en condiciones de pobreza extrema. Estas jóvenes son víctimas
de un sistema proxeneta que involucra a médicos municipales, ministerios públicos y
directores de preparatorias, lo que complica aún más la posibilidad de acceder a justicia y
protección.
La problemática en Chiapas no solo impacta a nivel local, sino que también contribuye
significativamente a la crisis nacional de trata de personas. En México, se estima que hay
alrededor de 800 mil trabajadoras sexuales, de las cuales 200 mil son menores de edad
que han sido víctimas de trata. Este sector, marcado por el abuso y la explotación,
representa un dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, lo que subraya la
dimensión económica que adquiere este delito en el contexto mexicano.
A nivel nacional, la Red de Derechos de la Infancia y Adolescencia en México (REDIM)
alerta sobre la gravedad del tráfico de menores en el país, señalando que, desde enero de
2015 hasta octubre de 2023, 474 niñas, niños y adolescentes han sido víctimas de tráfico
de menores. Del total de casos, el 48.9 por ciento correspondieron a mujeres, mientras
que el 51.1 por ciento a hombres. El informe también revela que Chiapas se encuentra
entre los tres estados con mayor incidencia en este delito, junto con Sonora y Guanajuato.
Aunque se ha reportado una disminución general del delito en los últimos años, la
situación en Chiapas sigue siendo preocupante. Durante la administración del
expresidente Enrique Peña Nieto, se reportaban en promedio nueve casos mensuales de
tráfico de menores a nivel nacional, cifra que ha disminuido a 0.9 casos mensuales bajo el
mandato de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, un análisis reciente del periodo
de enero a octubre de 2023, comparado con el mismo periodo en 2022, muestra un
aumento en el número de víctimas de tres a cuatro casos. Este incremento puede estar
relacionado con los recortes presupuestales en seguridad pública y la falta de políticas
eficaces para combatir el delito.
En Chiapas, los municipios de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y San Cristóbal de Las Casas
lideran los reportes de desapariciones de menores, con 63, 34 y 23 casos
respectivamente. Además, 26 casos corresponden a infancias en tránsito, de los cuales 23
ocurrieron en San Cristóbal de Las Casas. La organización Melel Xojobal acredita que entre
2018 y 2022, se registraron mil 831 desapariciones de niñas, niños y adolescentes en el
estado, de los cuales 518 no han sido localizados.
El Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños,
celebrado el 23 de septiembre, busca concienciar a la sociedad y a los gobiernos sobre la
urgencia de erradicar estos crímenes que afectan a millones de personas en todo el
mundo. Las víctimas, en su mayoría mujeres, niñas y niños, sufren condiciones
degradantes que incluyen la privación de la libertad, violencia, abuso sexual, embarazos
forzados y tratos inhumanos.
Los grupos criminales que operan estas redes de trata captan a sus víctimas a través de
anuncios falsos, promesas de trabajo o mejores condiciones de vida, que terminan por
convertir a las personas en esclavas sexuales o trabajadores forzados. En Chiapas, esta
situación se agrava debido a la pobreza estructural, la falta de acceso a la justicia y la
complicidad de algunos actores locales con las redes de trata.
La situación en Chiapas es un reflejo de una problemática mucho más amplia que afecta a
todo México. La trata de personas, y en particular el tráfico de menores, sigue siendo una
herida abierta en el país. La conmemoración del Día Internacional contra la Explotación
Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños debe ser un recordatorio constante de que
aún queda mucho por hacer para proteger a las poblaciones más vulnerables.
Es fundamental que las autoridades locales, estatales y federales, junto con la sociedad
civil, trabajen de manera coordinada para garantizar la seguridad y protección de niñas,
niños y adolescentes. El fortalecimiento de las políticas públicas, el aumento de los
recursos destinados a la prevención y la investigación, así como la colaboración
internacional, son piezas clave para avanzar en la lucha contra la explotación sexual y la
trata de personas.