Usuarios pagan más, mientras el transporte público continúa en mal estado y transportistas se mantienen omisos
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
El aumento en la tarifa del transporte público en Chiapas, que pasó de ocho a 10 pesos hace tres meses, ha dejado a los usuarios en la misma situación de siempre. Aunque se esperaba que con este incremento las unidades más viejas fueran reemplazadas, la realidad es que la gran mayoría continúa en condiciones deficientes. Los usuarios pagan más, pero enfrentan los mismos problemas que hace años: inseguridad, unidades en mal estado y retrasos constantes.
Para los transportistas, el aumento no es suficiente. Alegan que la tarifa debería ser aún mayor para hacer frente a los costos de mantenimiento y renovación de vehículos. La falta de recursos para invertir en mejoras mantiene al sistema de transporte colectivo en un ciclo de deterioro que afecta tanto a los conductores como a los pasajeros.
Expertos en movilidad señalaron que el problema va más allá de tarifas o unidades viejas. Según ellos, el sistema de rutas actual está obsoleto y no responde a las necesidades de movilidad contemporánea, ni a los estándares establecidos por la nueva ley de movilidad y seguridad vial. Plantean que es necesario un sistema integral de transporte que optimice las rutas, reduzca los tiempos de espera y garantice la seguridad tanto de los usuarios como de los conductores.
Mientras se espera la implementación de un sistema de transporte más eficiente, las consecuencias son claras: vehículos con más de 10 años en operación, accidentes provocados por fallas mecánicas y un riesgo constante para los usuarios. Los transportistas reconocen que muchos de los accidentes recientes han sido consecuencia de la falta de mantenimiento adecuado, con unidades que sufren fallas críticas como frenos defectuosos.
La Secretaría de Movilidad y Transporte de Chiapas estableció que las unidades no deben superar los cinco años de antigüedad, pero la realidad en las calles refleja lo contrario. Mientras los usuarios enfrentan las consecuencias de un sistema en decadencia, la falta de vigilancia y regulación efectiva solo agrava el problema, lo que deja a los pasajeros como los principales perjudicados.