Comerciantes denuncian que los locales vacíos son usados como basureros, lo que afecta a la salud pública
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
A escasos días de que concluya la administración municipal de Tapachula, el mercado Sebastián Escobar, uno de los más antiguos de la ciudad, refleja el deterioro y la indiferencia de las autoridades. Con el 70 por ciento de sus locales vacíos, algunos utilizados como basureros, este centro de abastos está al borde del colapso, mientras la presidenta municipal sustituta, Pánfila Gladiola Soto, y sus subordinados no toman acciones concretas para revertir la situación.
Un comerciante del mercado, señaló que las peticiones para mejorar las condiciones del lugar han sido constantes y, a pesar de haber sido informadas, las autoridades han hecho caso omiso. La acumulación de basura en los locales vacíos no solo afecta a la imagen del mercado, sino que también representa un riesgo sanitario.
El comerciante también criticó la falta de iniciativa para revitalizar el mercado mediante la ocupación de los locales abandonados. Propuso que estos espacios podrían ser otorgados a comerciantes ambulantes, tanto mexicanos como extranjeros con estancia legal, para reactivar la economía del mercado y devolverle su vitalidad. Sin embargo, hasta ahora, el ayuntamiento no ha mostrado interés en esta propuesta, lo que evidencia una falta de voluntad política.
Otro punto de conflicto es la inacción de los inspectores, quienes deberían ser los ojos y oídos del ayuntamiento en el mercado. Según los afectados, su labor de informar sobre las condiciones del lugar es clave para que las autoridades actúen, pero su falta de compromiso ha permitido que el deterioro continúe sin control. Este problema no se limita al Sebastián Escobar, sino que afecta a otros mercados locales.
La situación del mercado Sebastián Escobar es un reflejo de la ineficiencia administrativa que ha marcado esta gestión. La presidenta Soto, a pesar de emitir órdenes, no logra que sus subordinados las ejecuten, lo que ha generado un ambiente de desorden en áreas como la carnicería, donde no hay control alguno. Sin una intervención decidida, este mercado, que alguna vez fue un motor económico de la ciudad, parece destinado al olvido.