La organización se mantiene firme en su misión de acompañar a comunidades afectadas y visibilizar las violaciones que enfrentan
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Desde hace tres años, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) ha enfrentado un aumento alarmante en las amenazas y hostigamientos dirigidos a sus integrantes. A pesar de haber sido objeto de vigilancia y agresiones desde su fundación, la violencia contra ellos ha escalado a niveles preocupantes, con un énfasis reciente en ataques orquestados desde esferas gubernamentales.
A lo largo de este tiempo, el Frayba ha documentado un incremento en las violaciones de derechos humanos en Chiapas. Desde 2021, han señalado que estos ataques han sido parte de una estrategia más amplia de deslegitimación de su labor. En particular, la retórica del presidente de México ha intensificado el clima hostil, al alimentar campañas de difamación y agresiones digitales contra la organización. Esto ha creado una espiral de violencia que amenaza la integridad de quienes defienden los derechos fundamentales.
El organismo también ha denunciado la falta de respuesta adecuada por parte del Estado mexicano ante las violaciones a los derechos humanos que se han registrado. A pesar de contar con medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), estas no han logrado traducirse en una protección efectiva. La inacción del Gobierno ante las agresiones ha dejado a los defensores vulnerables, haciendo evidente la impunidad que persiste en el país.
Sin embargo, a pesar de estas adversidades, el Frayba reafirmó su compromiso con la defensa de los derechos humanos y la justicia social en Chiapas. Su labor se ha vuelto aún más crucial en un entorno donde la violencia y la intimidación buscan silenciar a quienes luchan por la dignidad y la justicia.
La historia del Frayba se entrelaza con las luchas de las comunidades indígenas y rurales de Chiapas, que durante 35 años han buscado justicia frente a la impunidad. A pesar de los riesgos, el Centro continúa su trabajo en la defensa de los derechos humanos, al mostrar que la resistencia es fundamental ante la opresión y la violencia sistemática.