Habitantes exigen el retorno de un terreno a la comunidad, ante ausencia en soluciones
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La localidad de El Corralito, en el municipio de Oxchuc, decidió levantar el bloqueo en el tramo Ocosingo–San Cristóbal de Las Casas, pero no sin dejar claro que las tensiones continúan. Este viernes 27 de septiembre, los pobladores anunciaron un esquema de acceso para automovilistas, estableciendo horarios específicos: desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Sin embargo, esta aparente solución no es más que un parche en una situación que se ha vuelto insostenible.
El costo de 50 pesos por el acceso a la carretera ha sido justificado por los habitantes como un boteo para financiar sus demandas. Esta medida pone de manifiesto una realidad compleja: la necesidad de los pobladores de generar recursos para presionar a las autoridades locales. El motivo detrás del conflicto es la recuperación de un terreno que en la actualidad se encuentra ocupado por una escuela, una situación que ha llevado a padres de familia y docentes a exigir el retorno del espacio a la comunidad.
Las autoridades estatales, a través de la Secretaría de Gobierno, habían firmado un documento prometiendo atención a la problemática. Sin embargo, hasta la fecha, los habitantes de El Corralito han visto un nulo progreso en este sentido. Esta falta de seguimiento ha sembrado la desconfianza en la comunidad, que ahora se siente obligada a mantener sus demandas activas y al borde de nuevas protestas.
La posibilidad de reanudar el bloqueo en cualquier momento es una clara advertencia para el Gobierno. La comunidad ha expresado su frustración por la inacción, y la amenaza de más interrupciones viales. Mientras tanto, el boteo se convirtió en un mecanismo, donde el costo del paso varía según el tamaño del vehículo y su pertenencia a empresas o particulares.
La situación en El Corralito exhibe un problema más amplio en Chiapas, donde las comunidades a menudo se ven obligadas a luchar por sus derechos en un sistema que parece ignorar sus necesidades. La solución no puede ser temporal ni debe depender de medidas coercitivas, sino de un diálogo real y efectivo que incluya a todos los actores involucrados.