El abandono en carreteras, junto con la falta de patrullaje, ha provocado indefensión para los productores
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Los caminos rurales en Tapachula, indispensables para el traslado de las cosechas, se han convertido en una trampa de costos y riesgos para los productores de la región. Con cada temporada de lluvias, las vías se vuelven intransitables, lo que incrementa los costos de transporte y disminuye las ganancias de los agricultores locales. El productor de café de la zona, Raúl González, señaló que el estado de estos caminos ha empeorado con el tiempo, sin recibir la atención necesaria por parte de las autoridades.
El impacto de este abandono se traduce en un aumento del 30 por ciento en los costos de transporte. González detalló que, mientras antes el traslado de café costaba dos mil pesos por camión de tres toneladas, ahora los productores pagan hasta tres mil pesos. Esta diferencia afecta las utilidades de los campesinos, quienes ya enfrentan la fluctuación de precios en el mercado y la incertidumbre de las cosechas.
Sin embargo, el deterioro de los caminos no solo incrementa los gastos. Los problemas de seguridad también están en aumento. González advirtió que la lentitud con la que deben transitar los vehículos cargados de café los convierte en blancos fáciles para los asaltantes. Este factor ha generado un ambiente de inseguridad en las comunidades rurales, que ven cómo el esfuerzo de meses de trabajo se desvanece en manos de la delincuencia.
Desde hace más de 50 años, las comunidades de Tapachula han solicitado la rehabilitación de estos caminos saca cosechas, pero las promesas de las autoridades han quedado en el aire. Las solicitudes aún están en proceso de aprobación, pero cada día que pasa sin una solución concreta significa más pérdidas y desesperanza para los agricultores.
Ante este escenario, los productores de Tapachula hacen un llamado urgente al Gobierno estatal y federal para que tomen cartas en el asunto. La falta de inversión en infraestructura rural no solo afecta la producción actual, sino que también desalienta cualquier posible inversión futura en el campo.