Con la esperanza de descubrir nuevos volúmenes, Pemex avanza con el proyecto
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El yacimiento de petróleo Sitio Grande, ubicado en Reforma, enfrenta una nueva fase de
exploración que podría redefinir la producción energética en México. Con la perforación actual
alcanzando cuatro mil 500 metros, Petróleos Mexicanos (Pemex) busca acceder a nuevas reservas
al descender hasta ocho mil 300 metros. Este esfuerzo representa más del 55 por ciento del
proyecto y destaca la importancia de Sitio Grande, que ha sido una fuente de riqueza para el país
durante muchos años.
Además de la búsqueda de petróleo, Pemex ha tomado medidas para garantizar la seguridad y
proteger el medio ambiente. El subdirector de Seguridad, Salud y Protección Ambiental, Miguel
Ángel Miranda Mendoza, subrayó la necesidad de maximizar la seguridad en las operaciones y
minimizar los impactos ambientales. Con un enfoque renovado, la empresa ha logrado atender el
100 por ciento del rezago en sus sistemas de seguridad y ha reforestado completamente las áreas
afectadas en el yacimiento.
La perforación más profunda es un intento de aprovechar la historia de producción de Sitio
Grande, que data de los años 70. Sin embargo, las proyecciones no son del todo optimistas, debido
a que la probabilidad de éxito se estima en un 10 por ciento. A pesar de este desafío, el
subdirector de exploración, Leonardo Enrique Aguilera Gómez, destacó que existen 13 prospectos
documentados que podrían ofrecer oportunidades futuras.
Esta iniciativa se enmarca dentro de un contexto más amplio donde la industria petrolera debe
adaptarse a las exigencias contemporáneas, que incluyen la sostenibilidad y la responsabilidad
social. La evolución de Sitio Grande podría convertirse en un símbolo de la capacidad de Pemex
para navegar en tiempos de cambio.
Con las pruebas finales programadas para diciembre, el futuro de Sitio Grande se define por su
éxito en la perforación y su capacidad para alinearse con las expectativas actuales. Este proyecto
no solo tiene implicaciones económicas, sino que también plantea importantes preguntas sobre
cómo la industria petrolera puede evolucionar en un mercado cada vez más consciente de la
sostenibilidad y el medio ambiente.