La expansión de fraccionamientos pone en riesgo el suministro de agua potable y la integridad del medio ambiente
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
En Comitán, el crecimiento urbano ha dejado de ser un signo de progreso para convertirse en una fuente de alarma. La reciente proliferación de fraccionamientos y la lotificación de terrenos rurales están ocurriendo sin el respaldo de permisos adecuados, lo que ha disgustado a los ciudadanos. Este fenómeno no solo afecta el suministro de agua potable, ya de por sí limitado, sino que amenaza con transformar el paisaje natural en un entorno degradado e insostenible.
La tala indiscriminada de árboles en la zona poniente, motivada por el deseo de expandir áreas residenciales, ha causado un daño irreparable. No se trata solo de la pérdida de flora; esta devastación también impacta a la fauna local, poniendo en peligro ecosistemas que han sido cruciales para la salud ambiental de la región.
El problema se agrava con la comercialización de terrenos “rústicos” que carecen de servicios básicos. A pesar de que los precios pueden variar de 15 mil a 150 mil pesos, la falta de infraestructura básica significa que muchos nuevos propietarios se enfrentarán a condiciones de vida precarias. Esta tendencia no solo es un riesgo para quienes compran los terrenos, sino que también contribuye a la saturación de servicios públicos que ya son insuficientes para la población actual.
La falta de regulación y supervisión en el crecimiento urbano puede tener consecuencias catastróficas no solo para el medio ambiente, sino también para la cohesión social de Comitán. Es esencial que se lleven a cabo investigaciones rigurosas para verificar la legalidad de las construcciones y se implementen medidas que prioricen el bienestar de la comunidad y el respeto por el entorno natural.
La historia reciente de un fraccionamiento construido sin los permisos necesarios resalta la urgencia de la situación. Muchos de esos desarrollos han resultado en problemas de invasiones y servicios deficientes, lo que plantea la pregunta sobre la sostenibilidad del crecimiento actual. Si Comitán quiere evitar caer en una crisis urbanística, es fundamental que tanto las autoridades como los ciudadanos trabajen juntos para frenar el avance descontrolado.