La creciente dependencia del crédito refleja falta de opciones económicas sostenibles
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
La economía familiar en Tuxtla Gutiérrez enfrenta un reto constante: los ingresos limitados y una estructura comercial que no permite una distribución equitativa del dinero. Según el analista independiente, Gilberto Ruiz Cáceres, las familias apenas logran cubrir lo esencial, al destinar gran parte de sus ingresos a la alimentación. Esta dinámica no solo frena el ahorro, sino que también reduce la posibilidad de invertir en otros aspectos cruciales como la salud o la educación.
El problema de fondo radica en cómo se mueve el dinero dentro del estado. A pesar de que la mayoría de los establecimientos en Tuxtla Gutiérrez son micro y pequeños negocios, más del 70 por ciento de los ingresos familiares se va a parar a cadenas y empresas trasnacionales. Esto genera un ciclo en el que el dinero fluye fuera de la economía local, lo que debilita cualquier posibilidad de desarrollo sostenible para los comerciantes chiapanecos.
El gasto en alimentos es otro indicador de la tensión económica. Con familias que destinan hasta el 60 por ciento de su ingreso para la adquisición de insumos. Las amas de casa han confirmado que cada vez es más difícil equilibrar las cuentas y destinar dinero a otras áreas prioritarias. La necesidad de ajustar el presupuesto es inminente, pero las opciones son cada vez más limitadas.
Este contexto ha generado una creciente dependencia del crédito, que se convierte en la única opción para adquirir productos o servicios más allá de lo básico. Sin embargo, esto solo añade presión a una economía ya frágil, donde el flujo de efectivo dentro de la región es escaso y la deuda crece. La falta de alternativas claras para mejorar esta situación pone en jaque el futuro de muchas familias.
La propuesta de Ruiz Cáceres es clara: fortalecer el comercio local. Consumiendo productos y servicios dentro de la ciudad, los tuxtlecos podrían retener más dinero en su comunidad y generar un ciclo económico más positivo. Pero esto solo será posible si se hace un esfuerzo consciente por planificar mejor los gastos familiares y priorizar el bienestar económico a largo plazo.