Es vista como una oportunidad crucial para consolidar la igualdad de género, aunque también plantea grandes desafíos
PORTAVOZ/AGENCIAS
El pasado 1 de octubre, Claudia Sheinbaum tomó protesta como la primera mujer presidenta de México, marcando un hito en la historia política del país. Este hecho ha generado orgullo y esperanza entre mujeres de diversas regiones, quienes expresan que su liderazgo simboliza la culminación de décadas de lucha por la igualdad de género.
De acuerdo con un sondeo realizado por El Economista, la expectativa de su mandato es ver avances en equidad de género y combate a la violencia. Entre las participantes, se destaca el deseo de que la nueva administración impulse políticas educativas, científicas y de salud con perspectiva feminista, además de abrir espacios de poder para más mujeres. Fernanda Montané, de Veracruz, subraya que su llegada representa no solo un logro político, sino también un momento significativo para generaciones que lucharon por derechos e igualdad.
Por otro lado, algunas como Carolina Arroyo (CDMX) señalan que no basta con tener una mujer en el poder, sino que su mandato debe centrarse en acciones concretas que aborden la violencia de género, feminicidios y desigualdades estructurales. Otros testimonios destacan la importancia de que Sheinbaum construya un Gobierno autónomo y no solo siga el legado de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Andrea Rodríguez, desde el Estado de México, expresó que esta presidencia no es solo un triunfo personal o político, sino el reflejo de una lucha colectiva de todas las mujeres que buscan transformar al país. Sin embargo, muchas coinciden en que su éxito o fracaso tendrá un impacto significativo en futuras candidaturas femeninas.
Con este panorama, la presidencia de Sheinbaum es vista como una oportunidad crucial para consolidar la igualdad de género, aunque también plantea grandes desafíos en un México profundamente marcado por el machismo y las desigualdades.
Fernanda Montané (Veracruz): “Creo que históricamente es muy relevante para nuestro país, además de ser mujer es una persona muy preparada que habla inglés y puede comunicarse ella directamente con otros presidentes extranjeros. También me da mucho gusto que mis papás que siempre han sido de ideología de izquierda, estuvieron involucrados en el movimiento estudiantil del 68, hayan tenido la oportunidad de vivir este momento, porque ya están grandes, y para ellos y muchas personas de esa generación esto es un gran logro.
“Como científica esperaría mucho apoyo y desarrollo educativo y de las ciencias. También una gestión con perspectiva feminista. Creo que todos los cambios son buenos, tener a un partido con cierta ideología gobernando durante décadas no es saludable para la democracia, aunque esté nuevo partido no sea la solución al 100 por ciento los cambios a la larga creo que son buenos. PD. No pongo todas mis esperanzas porque no confío en los políticos”.
Carolina Arroyo (CDMX): “Pienso que sin duda es un paso adelante hacia la igualdad, pero no hay que pensar solo en la representación y visibilidad, tener una presidenta no garantiza políticas.
“Espero que asuma con verdadera responsabilidad los retos en cuanto a la violencia de género y feminicidios porque pareciera que pasa de noche. Que nos garantice servicios de salud, educación y trabajo digno para todos porque creo que no hemos tenido un avance real que nos proporcione un mejor nivel de vida o bienestar real, no solo como nombre de un programa social.
“Me gustaría que sea un Gobierno autónomo y que sea ella quien tome las decisiones, que se deslinde de pactos y lealtades a figuras de su movimiento y tenga un verdadero compromiso para erradicar la violencia que azota al país. También que se beneficie a las mujeres o que ataquen las desigualdades estructurales que tenemos tan arraigadas, creo que ella tiene o tuvo cierto nivel de privilegio que le sesga. Quisiera que ella tuviera un enfoque feminista y progresista y se asegure que las mujeres tengan acceso real a oportunidades en todos los niveles, y me refiero a TODAS las mujeres porque me parece que ella tiene una perspectiva transexcluyente y que además es alienada. Me parece que no tiene una agenda feminista clara y sin esta una presidenta mujer es un símbolo sin un impacto real en la vida de las mexicanas”.
Andrea Viviana Barrera García (de CDMX, pero vive en Canadá desde hace más de dos años): “Estoy descontextualizada por mi tiempo fuera de México, sin embargo, suelo hablar desde mi experiencia en México con gente NO mexicana. Cosas como estas, son sorprendentes para los escuchas, pero son hasta cierto punto orgullo… solo por el logro. El dejar que una mujer ganara la elección, ya es un orgullo y que sea una mujer preparada académicamente trae esperanzas a la ciencia y a las mujeres en todos los campos. Pero ciertamente seis años es muy poco tiempo y no hay seguimiento a través de los sexenios para (buenos) programas. Y eso es una limitante para cualquier gobernante, sin importar el partido. Tengo altas expectativas, pero coartadas por la realidad mexicana”.
Andrea Rodríguez (Edomex): “Ver por primera vez a una mujer rendir protesta como presidenta de México ante un Congreso con paridad de género, significó “la culminación de una lucha que hemos atravesado generaciones enteras de mujeres”, como lo escribió la reconocida economista y política, Ifigenia Martínez, días después de entregar la Banda Presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo.
“No es la lucha de un partido o un movimiento político, sino de todas las mujeres a las que se les negó el derecho de estudiar, de votar y ser votadas, de acceder a las mismas oportunidades que los hombres; de todas aquellas feministas reconocidas y anónimas que desde distintas trincheras combatieron ideologías machistas para abrir camino a todas las que veníamos detrás de generación en generación. También es la lucha de las mujeres que han estado y están en puestos de poder y decisión, pero aún sin las mismas oportunidades y condiciones que los hombres.
“Todas sabemos que esta culminación de la que habla Ifigenia es, en realidad, la continuación del camino ya recorrido, tenemos la esperanza de que una mujer sea quien logre avanzar con pasos firmes hacia un mejor país para las niñas, las mujeres y también para los niños y los hombres, para todas las personas sin ningún tipo de discriminación o exclusión. Pero también sabemos que la presidenta (con a) no está sola, la lucha sigue siendo de todas y todos.
“Una de mis principales expectativas, como las de muchas otras mujeres, es que la primera mujer al frente del Poder Ejecutivo atienda muchas de las demandas feministas: igualdad, paridad, equidad, combate a las violencias de género, a los feminicidios; temas de salud sexual y reproductiva, atención oportuna a mujeres con cáncer. Como madre, y citando a la escritora Esther Vivas, espero que este Gobierno encabezado por una mujer, madre, abuela, científica tenga una “mirada feminista a la maternidad” con propuestas y políticas públicas a favor de la maternidad y las infancias. También que atienda las necesidades y derechos de las mujeres indígenas”.