Sarelly Martínez Mendoza
La Feria Internacional del Libro de la Universidad Autónoma de Chiapas (FIL UNACH 2024) ha sido la mejor en sus 11 años de historia, no solo por las más de 300 actividades que realizó entre conferencias, presentaciones de libros y actividades artísticas, sino también por el número de asistentes: 37 mil 800 personas.
Más allá de estos números, que son desde luego para presumir, tuve la sensación sobre estos días de celebración de la creatividad, que muchas personas han hecho suyo este encuentro con artistas, investigadores y escritores.
Vi, con alegría, que muchas personas compartieron en sus redes actividades de la FIL UNACH, la cual se convirtió en el tema de conversación principal.
Me ha entusiasmado, además, que los universitarios, sobre todo estudiantes, participen en la feria. A las presentaciones y conferencias a las que asistí había jóvenes interesados y entusiastas. Eso siempre motiva a las personas dedicas a las artes y a la investigación que suelen crear en solitario, pero que quieren compartir el resultado de su trabajo.
Más de 800 personas han hecho posible esta inolvidable feria del libro, entre los que se cuentan editores, autores y sobre todo trabajadores que diseñaron los espacios, emitieron la convocatoria, organizaron el programa y atendieron a los asistentes. Hay que reconocer el buen resultado de ese esfuerzo colectivo, encabezado por el rector Carlos Natarén Nandayapa.
Es un orgullo que, a 11 años de haber sido creada, esta feria se consolide y sea referente en el sureste de México.
Los libros, como motor cultural, debieran tener sus ferias en cada pueblo, debieran haber espacios para celebrar la inteligencia, la disciplina y la creatividad plasmadas en obras impresas o digitales, y también, como pudimos ver en la FIL UNACH, las expresiones dancísticas, musicales, fotográficas, científicas y literarias.
Tuve la oportunidad de participar en cinco presentaciones de libros, las cuales fueron muy emotivas y participativas. En la primera presentación me tocó comentar el libro Tristera, del poeta, fundamental en las letras chiapanecas, Fernando Trejo.
También me tocó hablar del periodista, político y poeta José Antonio Rivera Gordillo, en un trabajo de investigación prolijo y de prosa limpia de Valente Molina Pérez.
Al comentar Las otras memorias, coordinado por OelGarcía, que recoge la historia de la Universidad Autónoma de Chiapas y de sus diversos centros, facultades y escuelas, me permitió referir a nuestro caminar universitario como un árbol de historias en que cada hoja y cada rama cuenta los testimonios de los días de trabajos académicos.
Con Pablo Salazar López, a quien solo conocía a través de sus letras desbordantes y risueñas, fue una alegría inmensa abrazarlo y felicitarlo por haber ganado el XXIII Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola con su libro de relatos Tras la huella de ñandú.
También conocí a Álvaro Ruiz Abreu, un escritor a quien descubrí hace muchos años a través de sus libros. Su novela autobiográfica El arte del engaño, divertida, hilarante yanecdótica aún me hace sonreír cuando la recuerdo.
Presenté mi libro Un lector agradecido, cuyo mérito mayor es que fue comentado por dos extraordinarias mujeres a quienes admiro y quiero: Sandra de los Santos y Yolanda Palacios Gama.
Esta es la magia de una feria de libro, refrendar las amistades con escritores y muchas asistentes, y agregar a la agenda de las querencias eternas a nuevos amigos.
Esperemos que el próximo año sea igual o mejor que esta feria del libro, cuyo cierre, además, fue espectacular. Felicito a todas las personas que se involucraron en esta exitosa FIL Unach 2024.