La falta de inspección pone en riesgo la seguridad alimentaria y economía local
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
La entrada descontrolada de carne guatemalteca a Chiapas ha revelado una crisis sanitaria que preocupa a los comerciantes locales y plantea serios retos para las autoridades mexicanas. En Tapachula, el ingreso de estos productos sin la supervisión adecuada ha despertado el temor de que enfermedades del ganado puedan poner en riesgo la salud de los consumidores. La falta de controles estrictos en el cruce fronterizo ha permitido la introducción masiva de carne ilegal.
Los comerciantes de carne de Tapachula han detectado un patrón claro: la entrada de carne guatemalteca a través de rutas clandestinas, muchas veces en balsas que cruzan el río Suchiate. Esta carne no pasa por ningún tipo de inspección sanitaria, lo que la convierte en una amenaza en la región. El problema no es menor: se han documentado taxis repletos de vísceras y cabezas de res provenientes de Guatemala, un indicio de la magnitud del tráfico ilegal.
Sin embargo, más allá de la cuestión sanitaria, este fenómeno pone en evidencia un problema económico más amplio. El ingreso irregular de carne guatemalteca socava a los productores locales, quienes operan bajo estrictas normas sanitarias. Mientras el Rastro Regional de Tapachula cumple con los estándares exigidos, solo el 30 por ciento de la carne consumida en la ciudad pasa por sus instalaciones.
La falta de regulación no es solo un descuido reciente. En el pasado, las campañas de verificación impulsadas desde Estados Unidos ayudaban a garantizar que el ganado sacrificado en la frontera cumpliera con los requisitos sanitarios. No obstante, estas inspecciones han cesado en los últimos cuatro años, lo que deja un vacío en la supervisión de la industria cárnica en la región.
La administración de Yamil Melgar Bravo ha sido señalada como una aliada para reforzar las medidas de control y garantizar que la carne que se consume en Tapachula cumpla con los estándares de calidad. Pero para lograrlo, será necesario un compromiso real por parte de las autoridades para implementar un cerco sanitario y detener el flujo descontrolado de carne guatemalteca, protegiendo así tanto la economía local como la salud pública.