Manuel Velázquez
Israel barrón es quizá uno de los artistas más queridos y apreciados de Veracruz, no solamente por su trabajo artístico, también porque ha formado una gran cantidad de autores en sus talleres de dibujo en Xalapa y Puerto de Veracruz, además, por su carácter amable y social, y por su gran disposición al trabajo. Otra de sus virtudes es la palabra, es un gran contador de historias, de anécdotas y de relatos sobre las artes visuales y sus artistas. Acaso por eso, no es de extrañar que una exposición retrospectiva de su obra contribuya, no solamente a dar a conocer un panorama general de su trayectoria, sino también, a rendir un cálido homenaje a su persona. Israel después de haber estado algunos años fuera de Casa Principal, espacio perteneciente a la Secretaría de Cultura de Veracruz, donde trabajó por mucho tiempo, regresa después de recorrer un camino, un poco accidentado, para cerrar el círculo con una exposición que propone una deriva de muchas otras posibles.
El camino del Marabú es una pequeña retrospectiva que se inaugura el 7 de noviembre y abarca 12 años en los que Israel ha realizado ilustraciones para diversas editoriales. La exposición incluye los trabajos de su primer libro hasta el último que se encuentra ilustrando. Son obras que pertenecen a diversas editoriales como el Fondo de Cultura Económica, Ediciones El Naranjo, Ediciones Castillo, Panamericana Editorial, Logos Edizioni, Santillana USA y Secretaría de Educación Pública. También se incluyen los carteles que ha realizado para distintas ferias del libro, comola 38 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de la Ciudad de México en 2018, así como de otros eventos culturales. Son ilustraciones que ha elaborado de forma artesanal, en pintura acrílica sobre papel de algodón.
El camino del Marabú es la continuación de una exposición anterior intitulada La noche del Marabú que fue realizada para un museo en Pachuca. El marabú es una especie de zopilote, un poco monstruoso que habita en África, lo importante es la metáfora del viaje, del camino recorrido. Al tratarse de una retrospectiva la exposición busca resaltaralgunos elementos y patrones que aparecen en sus ilustraciones (como el tratamiento de los personajes, la paleta de color, el sentido lúdico, la inclusión de textos y,sobre todo, las historias que cuentan las composiciones).
Israel (ganador de la Placa de Oro en la Bienal de Ilustración de Bratislava) revisita las piezas de sus primeros pasos en el mundo de la ilustración, así como sus más recientes creaciones inéditas. El artista ofrece una extensa visión de su producción para libros infantiles, carteles, diseños y bocetos, cuyo origen sigue siendo una imaginación creativa adquirida en su aprecio por la literatura, el cine, la cultura infantil y la cultura de masas. Desde sus inicios ha fundado su trabajo en la disciplina, el compromiso y el gusto por lo manual; dibujando constantemente en libretas de apuntes que esconden tesoros muchas veces inéditos. Del boceto a las publicaciones, de la pintura a la ilustración y viceversa.
Israel es ampliamente conocido por sus figuras (casi autorretratos), sus seres imaginarios, astronautas o marcianos, dragones o dinosaurios, conejos y aves; animales y paisajes que, con algunas características precisas y agudas, logran dar cuerpo a personajes que coloca en situaciones divertidas e inauditas. Sus creaciones tratan temas serios o lúdicos, en un tono que está destinado a ser una marca personal. De esta manera, los problemas propios de la ilustración (trabajar a partir de un texto previo), “frotan los hombros” con episodios que se filtran de la vida cotidiana del artista, lo que deriva en la autorreferencia. Junto a sus obras ilustrativas, el artista también presenta pinturas que se sostienen solas, sin el texto literario, que cuestionan la naturaleza tradicional de la ilustración, colocándolas deliberadamente como un dispositivo autónomo para la imaginación.
El camino del Marabú nos invita a un mundo ficticio, poblado por pequeñas criaturas, construcciones y paisajes, rico en fantasía; nos lleva alegremente en un viaje a nuestro pasado, evocando los dibujos que hicimos y los juegos que jugamos en la infancia.