La inseguridad ha convertido a uniformados en blanco fácil, lo que refleja una creciente crisis de
paz
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El incremento alarmante de asesinatos a policías en México refleja no solo una crisis de seguridad,
sino también un debilitamiento en las estrategias para proteger a los agentes del orden. En lo que
va de 2024, un promedio de un policía al día ha sido asesinado, lo que expone la vulnerabilidad en
la que operan los cuerpos de seguridad del país. Chiapas ha sido particularmente golpeado, al
ocupar el tercer lugar a nivel nacional con 18 policías asesinados, una cifra que coloca a la entidad
en una situación inédita en comparación con años anteriores.
La violencia que enfrentan los policías en la región no es un hecho aislado, sino el reflejo de una
espiral de inseguridad que ha ido profundizándose en la región. El asesinato de Amadeo Sántiz
Gómez, en San Cristóbal de Las Casas el pasado 3 de octubre, es solo uno de los ejemplos
recientes que evidencian cómo los enfrentamientos armados entre civiles y policías se han
convertido en eventos recurrentes.
A nivel nacional, el estado de Guanajuato encabeza la lista de homicidios a policías con 46 casos en
lo que va del año, seguido por el Estado de México con 22. Sin embargo, lo que más preocupa es
que entidades que antes no figuraban en estas estadísticas, como el estado, ahora aparecen entre
las más peligrosas para los elementos policiales.
El aumento de asesinatos también refleja la precariedad en la que trabajan los policías. Las
condiciones laborales, la falta de equipo adecuado y la insuficiente capacitación han sido factores
denunciados durante años por diversas organizaciones. Sin embargo, este 2024 ha sido trágico, al
sumar más muertes de oficiales y evidenciar la urgencia de replantear las políticas de seguridad y
mejorar la protección de quienes velan por la ciudadanía.
La constante presencia de la entidad en esta lista debe alertar tanto a las autoridades locales como
a las federales. El desafío no es menor: se trata de garantizar la integridad de quienes defienden el
orden público, quienes deberían tener mejores condiciones laborales y reforzar las estrategias de
combate al crimen organizado.