Activistas piden a los gobiernos federal y estatal que actúen para frenar esta violación de derechos humanos
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
En Chiapas, el fenómeno migratorio ha sido evidenciado por la operación de una gallera donde los migrantes son retenidos y extorsionados. Organizaciones No Gubernamentales (ONG’S) y defensores de derechos humanos han denunciado que solo este lugar opera en la región, lo que pone de relieve la falta de acción por parte de las autoridades. Esta situación requiere atención inmediata, toda vez que cerca del 50 por ciento de los migrantes que cruzan por Suchiate se ven envueltos en este aterrador escenario.
El funcionamiento de esta gallera, ubicada en Guadalupe Victoria, es bien conocido por las fuerzas de seguridad. A pesar de la información disponible, el desmantelamiento de esta red de secuestro parece estar estancado. Las preguntas sobre la inacción de las autoridades resuenan en toda la comunidad, mismos que no entienden el porqué no se esmeran en salvaguardar la integridad de las personas en situación de movilidad.
Los migrantes que llegan a este punto no solo enfrentan el miedo de ser secuestrados, sino que son tratados con una crueldad indescriptible. Sellados y encerrados, permanecen en condiciones inhumanas, obligados a esperar el pago de un rescate que muchos no pueden afrontar. Esta brutalidad refleja no solo la desesperación de los migrantes, sino también la de aquellos que operan en la ilegalidad, quienes se benefician de la miseria ajena.
La complicidad de varios actores en esta situación es alarmante. Balseros, tricicleros y falsos guías de turistas participan en el engaño y la explotación de los migrantes. Este fenómeno demuestra cómo las redes criminales se infiltran en las comunidades locales, las cuales transforman a algunos de sus miembros en cómplices de un sistema corrupto que solo busca lucro a costa del sufrimiento humano.
Es esencial que el Gobierno tome medidas contundentes para erradicar estas prácticas delictivas. La intervención debe ser integral, no solo para desmantelar la gallera, sino también ofreciendo alternativas a los migrantes y protegiéndolos al ingresar a México. De lo contrario, la frontera sur continuará siendo un lugar de vulnerabilidad y desamparo.