Se enfrenta a un deterioro debido a la combinación de deforestación, contaminación y cambio climático
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La Selva Lacandona que se extiende por 1.8 millones de hectáreas en el oriente de Chiapas, se encuentra en un delicado equilibrio. Esta rica biodiversidad, que alberga una asombrosa red hidrológica que incluye el río Usumacinta y diversos lagos y lagunas, enfrenta a la expansión de la frontera agrícola y ganadera. De acuerdo con la directora del Programa de Agua y Soluciones Climáticas para The Nature Conservancy (TNC) México, Alejandra López Rodríguez, estas actividades han contribuido a la devastadora pérdida del 90 por ciento del bosque en esta región.
La agricultura y la ganadería, aunque esenciales para la economía local, han arrasado con la superficie forestal y afectado los recursos hídricos de la selva. El uso de agroquímicos contamina los cuerpos de agua y estas prácticas no solo ponen en riesgo el ecosistema, sino también la salud de las comunidades que dependen de estos recursos.
Además, el mal manejo de aguas residuales y residuos sólidos se suma a la problemática. La contaminación de los cuerpos de agua ha alcanzado niveles alarmantes, comprometiendo la calidad del agua que utilizan las comunidades cercanas. En este contexto, la parte baja del Usumacinta, correspondiente a México, se ve afectada por las prácticas insostenibles de la parte alta de la cuenca.
El crecimiento poblacional y el desarrollo de infraestructura también contribuyen a la vulnerabilidad de la Selva Lacandona. Los fenómenos climáticos, agravados por el cambio climático, como sequías e inundaciones, aumentan la presión sobre este refugio de biodiversidad.
Es fundamental que las comunidades, el Gobierno y las organizaciones ambientales trabajen juntos para crear un modelo de desarrollo que permita la coexistencia armónica entre la actividad productiva y la conservación. La Selva Lacandona es un patrimonio invaluable que no solo beneficia a Chiapas, sino a todo el país. Proteger este entorno no es solo una responsabilidad local; es un compromiso con el futuro de las generaciones venideras.