Los grupos más afectados son niños y ancianos, así como aquellos con condiciones de salud preexistentes
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La tuberculosis (TBC) ha escalado en México como una de las enfermedades más persistentes, al cierre de octubre de 2024. Con 361 nuevos casos reportados, estados como Veracruz, Baja California y Chiapas encabezan la lista. Este incremento no solo señala problemas de salud, sino que también pone en el foco a las condiciones sociales que favorecen su propagación.
Esta enfermedad, caracterizada por su resistencia y alta capacidad de contagio, afecta a grupos de edad vulnerables, como los menores de 15 años y los mayores de 65. Sin embargo, las condiciones de vida también juegan un papel crucial. La falta de higiene en lugares hacinados, combinada con factores como el VIH o la diabetes, generan un entorno propicio para la expansión de la tuberculosis.
La detección temprana es una de las armas más efectivas contra la TBC, según explicó el médico Amado Morales Torres. Exámenes como el estudio de esputo son esenciales para identificar la bacteria y tratarla antes de que los síntomas, como tos persistente y fiebre, se agraven. No obstante, este proceso depende de que la población tenga acceso y conocimiento sobre la importancia de estos diagnósticos.
Para aquellos diagnosticados, el tratamiento consiste en una medicación combinada que se suministra durante un periodo de 120 días, una etapa de paciencia y disciplina que puede prolongarse según los resultados. En Chiapas y otros estados, este tratamiento es gratuito en los Centros de Salud, lo que facilita su acceso para las personas de escasos recursos. Sin embargo, la adherencia al tratamiento completo es crucial para evitar recaídas y la transmisión a terceros.
Más allá de los medicamentos, el cuidado personal y la prevención siguen siendo indispensables. Morales enfatizó que una buena alimentación y el uso adecuado del cubrebocas en espacios cerrados son medidas que pueden prevenir la activación de la bacteria en quienes ya la portan sin síntomas. Este enfoque en la prevención, acompañado por políticas de salud más robustas, representa la mejor defensa contra una enfermedad que, sigue latente en Chiapas.