La dispersión geográfica en la entidad dificulta el acceso a servicios esenciales para comunidades
rurales
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
Chiapas sigue siendo uno de los estados más golpeados por la pobreza en el sector agrícola. Según
el estudio “Pobreza en la población trabajadora agrícola en México 2024”, elaborado por el
Consejo Nacional de Evaluación de Desarrollo Social (CONEVAL), el estado ocupa el cuarto lugar a
nivel nacional en cuanto a campesinos que viven en condiciones de extrema pobreza.
La situación de los jornaleros agrícolas en Chiapas es alarmante. Muchos de ellos, sobre todo en la
región de la Selva Lacandona, se enfrentan a condiciones laborales precarias, con trabajos
extenuantes y sin acceso a una seguridad jurídica. El estudio destacó que, en municipios como
Ocosingo y Altamirano, más del 98 por ciento de los trabajadores agrícolas son jornaleros y viven
en pobreza.
El informe también señaló que estos trabajadores no solo carecen de recursos suficientes para
cubrir sus necesidades alimentarias, sino que viven en viviendas en mal estado y tienen un acceso
limitado a servicios esenciales como salud, educación y agua potable.
La dispersión geográfica de muchas comunidades rurales en Chiapas agrava aún más la situación.
La lejanía de los centros urbanos y las dificultades de acceso a servicios básicos impiden que los
campesinos puedan acceder a bienes y servicios esenciales. Esta desventaja geográfica pone en
evidencia la necesidad urgente de mejorar las infraestructuras y el acceso en las zonas rurales,
donde las brechas sociales y económicas son cada vez más marcadas.
El estudio de CONEVAL también subrayó la importancia de generar políticas públicas más efectivas
que aborden las necesidades de este sector agrícola vulnerable. La pobreza en el campo
chiapaneco no es solo un problema económico, sino un desafío social que requiere atención
urgente para mejorar las condiciones de vida de los campesinos y garantizarles acceso a los
derechos más fundamentales.