Médicos Sin Fronteras denuncia la grave situación de indocumentados en su paso por el sureste mexicano
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En los últimos meses, México ha visto un aumento sin precedentes en la llegada de caravanas de migrantes a través de su frontera sur, un fenómeno que ha encendido las alarmas en organizaciones humanitarias y en la sociedad civil. Médicos Sin Fronteras (MSF), una de las pocas organizaciones con presencia en la ruta migrante, ha advertido del “drástico” incremento en el número de personas que se desplazan en grupo hacia Estados Unidos, destacando las severas condiciones de violencia, salud y vulnerabilidad a las que se enfrentan en su trayecto.
Ricardo Santiago, coordinador de proyectos de MSF en el sur de México, confirmó que la organización ha tenido que “redoblar esfuerzos” para atender las crecientes necesidades médicas de los migrantes en estados como Oaxaca, Chiapas y Veracruz. Santiago detalló que la violencia es un factor constante en la ruta migrante, donde los viajeros enfrentan secuestros, extorsiones y agresiones sexuales. “La violencia a la que están expuestos jóvenes, niños, niñas, mujeres y hombres de todas las edades a su paso por México les obliga a desplazarse en caravanas como mecanismo de protección”, explicó Santiago. Esta decisión de agruparse es una medida de defensa frente a los múltiples peligros del camino.
Las cifras de MSF revelan la magnitud del problema: entre el 24 de septiembre y el 8 de noviembre, sus equipos brindaron 855 consultas médicas en respuesta a la llegada de ocho caravanas, compuestas por alrededor de cinco mil personas. La situación, según Santiago, ha evolucionado en cuestión de semanas. Si bien en septiembre las caravanas se contaban por cientos, hoy en día se habla de miles. Este incremento masivo de personas en movimiento plantea un desafío logístico y humanitario sin precedentes, tanto para las organizaciones de ayuda como para las autoridades locales.
Las razones detrás de este fenómeno son complejas y diversas. Según Santiago, además de la violencia, existen otros factores que impulsan a las personas migrantes a organizarse en caravanas. Uno de los motivos principales es la saturación de los servicios mexicanos de atención a solicitudes de refugio y asilo, que han sido incapaces de gestionar el volumen de casos. El sistema estadounidense de solicitudes de asilo a través de la aplicación CBP-Onetambién ha contribuido, al no poder absorber la alta demanda y al retrasarse en las respuestas.
MSF ha reportado que sus intervenciones han tenido lugar en localidades como Santiago Niltepec, La Venta, Sayula de Alemán y Huixtla, donde los equipos han brindado atención médica a personas que presentan enfermedades respiratorias agudas, problemas osteomusculares y afecciones en la piel y el sistema gastrointestinal, derivadas de condiciones adversas como el consumo de agua no potable, largas caminatas y las altas temperaturas del sur de México.
La organización también ha documentado el profundo impacto psicológico que esta experiencia tiene en las personas que forman parte de las caravanas. Daniel Bruce, coordinador para proyectos en Tapachula, describió la situación como una “crisis invisible”, en la que el sufrimiento de la población migrante y su impacto en la salud mental son muchas veces ignorados. “Somos testigos cada día del sufrimiento y de la invisibilización de la población migrante y del impacto en su salud física y mental”, denunció Bruce. MSF enfatiza que se necesitan vías de migración seguras y servicios básicos reforzados para atender a quienes están en movimiento.
Además de los problemas de salud, el aumento de la violencia en la región ha generado episodios de inseguridad alarmantes. La comunidad venezolana en Tapachula vive actualmente un ambiente de angustia tras el secuestro de siete connacionales, incluidos dos menores de edad, el pasado martes 12 de noviembre. Un grupo armado ingresó a una vivienda en la colonia Centro y secuestró a estas personas. Hasta el momento, las autoridades no han informado sobre su paradero, lo que ha generado una ola de indignación y temor entre los migrantes en Tapachula.
La comunidad venezolana en la región ha exigido una investigación exhaustiva y la pronta localización de los secuestrados. También demandan mayor seguridad y protección para los migrantes, quienes se sienten cada vez más vulnerables ante la presencia de grupos criminales que operan con impunidad en la zona.
En Arriaga, Chiapas, otros siete migrantes provenientes de Nicaragua, El Salvador y Perú iniciaron una huelga de hambre frente a las oficinas de la Fiscalía General de la República (FGR). Este grupo acusa a las autoridades de negarse a recibir su denuncia por privación ilegal de la libertad, extorsión y otros delitos. La huelga de hambre es una acción de desesperación ante la inacción de las autoridades y la falta de protección para quienes transitan en condiciones vulnerables.
A pesar de las reiteradas denuncias y la visibilidad de los problemas, los migrantes continúan enfrentando una grave crisis de seguridad y humanitaria en México. La falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades mexicanas y la complicidad de algunos grupos criminales han creado un ambiente de inseguridad extrema en las rutas migratorias. La comunidad migrante, especialmente los venezolanos afectados por el secuestro, exige una acción rápida y contundente. La situación no solo representa una violación de derechos humanos, sino también una muestra de la crisis migratoria y de seguridad en la región.
La situación en el sur de México evidencia una crisis que no puede ser ignorada. Los testimonios de organizaciones como MSF y los hechos violentos recientes subrayan la necesidad urgente de medidas que garanticen la protección y dignidad de las personas en tránsito. Las caravanas se han convertido en una forma de autodefensa ante la ausencia de garantías estatales, pero esta solución improvisada no es sostenible a largo plazo.
Daniel Bruce, coordinador de MSF, concluyó en su denuncia: “Desde MSF insistimos en la necesidad de abordar las consecuencias de la violencia, proporcionar vías seguras de migración y reforzar los servicios básicos disponibles para las personas en movimiento”. La organización ha instado a las autoridades mexicanas y estadounidenses a trabajar conjuntamente para implementar soluciones que ofrezcan un paso seguro a quienes buscan un futuro mejor.
En los próximos días, se espera que más caravanas se formen y emprendan el viaje desde Tapachula y otros puntos de la frontera sur. Mientras el volumen de personas migrantes aumenta, las organizaciones humanitarias y la sociedad civil se preparan para lo que parece ser una crisis humanitaria que solo crecerá en los próximos meses si no se toman medidas. Las acciones de las autoridades y el compromiso de la comunidad internacional serán decisivas para definir el rumbo de esta crisis, en la que las vidas de miles de personas están en juego.