Dr. Gilberto de los Santos Cruz
Todo indica que en el mundo no estamos cumpliendo nuestras obligaciones para con la infancia. Hay demasiados sistemas educativos en el mundo que invierten lo mínimo en los niños y niñas que más lo necesitan”, declaró Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. “Invertir en la educación de los niños más pobres es la forma más rentable de garantizar el futuro de los niños, las comunidades y los países. El verdadero progreso solo puede llegar cuando invertimos en todos los niños y niñas, en todas partes”.
El informe examina los datos sobre el gasto público para la enseñanza preescolar, primaria, secundaria y superior de 102 países. El estudio concluye que un aumento de un punto porcentual en la asignación de recursos públicos dedicados a la educación del 20 por ciento más pobre podría sacar de la pobreza del aprendizaje a 35 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria. A escala mundial, el estudio señala que es más probable que el gasto público para la educación llegue a los alumnos de los hogares más ricos,tanto en los países de ingresos bajos como en los de ingresos medios. La brecha es más pronunciada entre los países de ingresos bajos. Varios ejemplos muestran que los alumnos de los hogares más ricos se benefician de una financiación pública para la educación seis veces superior a la de los más pobres. Mientras tanto, en los países de ingresos medios, los alumnos más ricos de lugares como Senegal reciben alrededor de cuatro veces más fondos públicos para la educación que los más pobres. Aunque la diferencia es menor en los países de ingresos altos, donde los más ricos suelen recibir entre 1,1 y 1,6 veces más fondos públicos que los más pobres, en Francia y Uruguay la diferencia es mayor. Según el informe, los niños que viven en la pobreza tienen menos probabilidades de acceder a la escuela y la abandonan antes. Además, los niños de hogares pobres están menos representados en los niveles superiores de la enseñanza, que reciben una cantidad mucho mayor de fondos públicos per cápita para la educación. También tienen más probabilidades de vivir en zonas remotas y rurales que, por lo general, no cuentan con suficientes servicios y se están en el extremo más desfavorecido de la brecha digital. Incluso antes de la pandemia, los sistemas educativos de todo el mundo no cumplían plenamente sus objetivos para con los niños, puesto que cientos de millones de estudiantes asistían a la escuela, pero no dominaban las competencias básicas de lectura y matemáticas. Según estimaciones recientes, dos terceras partes de los niños de 10 años de todo el mundo no pueden leer ni comprender un cuento sencillo.
Según el informe, una medida fundamental para hacer frente a la crisis del aprendizaje es que los gobiernos proporcionen una financiación equitativa y den prioridad a los recursos destinados a la educación pública, entre otras cosas centrándose cada vez más en el aprendizaje básico. Esto supone garantizar que la financiación pública para la educación básica llegue a todos y prestar especial atención a los pobres y marginados en los niveles superiores de la enseñanza.
Conclusiones del informe: En la última década, el gasto público en educación ha sido más equitativo en el 60 por ciento de los países sobre los que se dispone de datos.
• Sin embargo, casi el 30 por ciento de los países destinan menos del 15 por ciento de los recursos de la educación pública a los alumnos de los hogares más pobres. Entre los países de ingresos bajos, este porcentaje es alarmantemente elevado, dado que alcanza el 80 por ciento de los países.
• En uno de cada 10 países, los alumnos de los hogares más ricos reciben cuatro o más veces los fondos del gasto público en educación, en comparación con los alumnos de los hogares más pobres.
• Los llamamientos en favor de la educación en situaciones de emergencia suelen recibir solo entre el 10 por ciento y el 30por ciento de las cantidades necesarias, con importantes disparidades entre países y regiones. Es necesario tomar medidas urgentes para garantizar que los recursos destinados a la educación lleguen a todos los alumnos. En el informe se formulan cuatro recomendaciones fundamentales: desbloquear fondos públicos para la educación con el fin de promover la equidad; dar prioridad a la financiación pública del aprendizaje básico; monitorear y garantizar una asignación equitativa de la ayuda a la educación en contextos humanitarios y de desarrollo; e invertir en modalidades innovadoras para impartir educación.
La educación es una pieza clave para alcanzar la igualdad de oportunidades, sin embargo, aunque la educación es un derecho de todos los niños y niñas, en muchos lugares del mundo abandonan la escuela y comienzan a trabajar desde pequeños para ayudar económicamente a su familia y esa situación perpetúa la pobreza. Pero, si se les diera acceso a la educación, podrían formarse y tener la posibilidad de trabajar en puestos mejor cualificados y pagados con los que podrían salir de la pobreza.