Invasores ilegales devastan cultivos y afectan la economía de productores locales, quienes exigen justicia
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La devastación en los cafetales de la zona alta de Tapachula ha encendido alarmas entre los pequeños productores de la región. Un grupo de personas, que habrían ocupado de manera irregular un predio perteneciente a la organización Cafetaleros del Soconusco, ha provocado daños significativos tanto al medio ambiente como a la economía local, según denuncias de los afectados.
El representante de los cafetaleros, Indalecio Flores Bahamaca, advirtió sobre el impacto de estas acciones, que van más allá del simple saqueo. La tala indiscriminada de árboles frutales y maderables, junto con la destrucción de cuatro mil plantas de café de la variedad robusta, representa no solo una pérdida económica, sino un atentado contra la biodiversidad de la región. Este ecocidio, dijo, amenaza con alterar el equilibrio ecológico en una zona ya vulnerable.
Los cafetaleros han buscado justicia a través de una denuncia formal en la Fiscalía General del Estado (FGE), donde se abrió una carpeta de investigación bajo el número 111-089-2020. Sin embargo, los productores aseguran que el proceso ha sido lento y exigen la pronta intervención de las autoridades estatales para detener a los responsables, quienes, según Flores Bahamaca, están identificados.
Además del daño ambiental, los productores enfrentan un desafío socioeconómico. El café robusta, una variedad clave en la economía local, ha sido saqueado en grandes cantidades, lo que deja a las familias campesinas sin ingresos y sin la posibilidad de recuperar su inversión. Los cafetaleros recalcaron que, sin medidas inmediatas, estas acciones podrían desincentivar la producción en una de las zonas más emblemáticas para el cultivo del café en Chiapas.
Por último, los afectados hicieron un llamado al gobernador de Chiapas para que priorice este caso. Argumentaron que el problema no es solo local, sino que afecta la imagen del estado como productor de café y defensor de su riqueza natural. Mientras tanto, el tiempo juega en contra de los cafetaleros y del ecosistema que luchan por preservar.