Roberto Chanona
La primera vez que leí a Enrique Orozco fue en un libro de La Rial que tiene en la portada El Caballo de tío Sinar, una pintura de Manuel Suasnávar. Me quedé con una sensación muy grata al leer un cuento titulado: Hablando de Chuchos. El ingenio de este personaje me tomó por sorpresa, al grado que cuando me di cuenta, me somataba de la risa y quedé fascinado con este autor. Agradablemente, dicho cuento lo integraron a este Chumul de Cuentos que ahora nos presenta Enrique Orozco.
El riesgo que presentaban los escritos de La Rial era: ¿Qué va a pasarcuando se acaben las anécdotas que el tiempo había pulido? Entonces van a empezar a inventar –me dije– y ahí vendrán los problemas porque para transformar la realidad, se necesita talento. Pero grata es mi sorpresa ahora que leo Chumul de Cuentos, porque veo esa cotidianeidad recreada en anécdotas llenas de picardía, humor blanco y profesionalismo que bien vale la pena pasarse una tarde leyéndolas.
Encuentro que Orozco tiene una relación especial con los chuchos. No solo por su profesión, puesto que él es médico veterinario; sino algo que los une profundamente. Y digo esto, porque al principio pensé que,Hablando de Chuchos, había sido un acierto al aire; pero después de leer El Mapechiapa, el Maestro Tacho, La Cocola, confirmo la estrecha relación del escritor con el mejor amigo del hombre. Además, nos platica que desde niño siempre tuvo chucho o chucha y que, de esa convivencia, nace esta amena escritura.
No hay que olvidar que los mexicas, o mejor dicho los aztecas, tuvieron una estrecha relación con el xoloitzcuintle, que era el perro que los guiaba en el país de los muertos. En Chiapas algunas etnias como los tsotsiles, en especial los chamulas, jamás le hacen daño a un perronegro, porque piensan que este los va a guiar por el inframundo cuando mueran. Otro artista que los ha integrado al arte es el maestro César Corzo, en el mural “Geografía Mítica de Chiapas” que se encuentra en el Palacio del Estado; ahí se encuentran unos xoloitzcuintles ayudando a un alma a atravesar el río de los muertos, representado por el Río de Chiapa.
Enrique Orozco tiene un talento innato para transformar un hecho cotidiano en un relato muy singular que llega al grado de cuento. Al respecto, nuestro cuentero mayor, Eraclio Zepeda, nos dice: “El libro está integrado por 28 textos y si el orden en que han sido colocados obedece a un criterio cronológico, como supongo, nos muestra el avance del autor desde su origen oral hasta su meta escrita”.
“Desde el relato veintiuno, Pachucón, Pachucón, pasando por el excelente cuento Pánfilo, Santaclós, El Tío Chepe y el magnífico Tío Lacho, Enrique logra que sus historias tengan las cualidades de la narración escrita. Con estas líneas, doy la bienvenida a un logro más en los propósitos del autor”.
Marco Antonio Besares, quien escribe el prólogo del libro, nos dice: “Sus cuentos son la mayoría de las veces fáunicos, sicodélicos y profilácticos, porque sus protagonistas son desde un chucho o un pelícano, hasta una plebe de loritos habladores parecidos a su creador; la descripción que hace de ellos te permite ser encantado, aun cuando tengás pleito con alguna especie animal; los nombres originales de los animales y su relación con los personajes es fenomenal, porque solo en estos cuentos puede darse así, de esta forma el chucho orientado del Nambiyuguá, únicamente puede ser creado por su amo, por la imaginación de este rialesco autor”.
“Algunos han escrito que el buen cuentista es como el boxeador, que sabe mantener el juego hasta el último asalto, se desplaza bien y cabecea a los embates del rival; pues bien, Enrique Orozco es mero peso mosca, es una tarabilla arriba del ring, sabe meter el gancho al hígado y curiosamente rematar a la mandíbula para lograr el nocaut…”.
Para terminar, me gustaría agregar que Enrique Orozco, es un escritorprolífero que ya tiene en su haber otros libros publicados como: Rincón Sobaco, Caldo de Chumpi, Cuentos Riales y que este 28 de noviembre, presentará en la ciudad de Villahermosa, su nueva creación: Juglaría de Orozcuentos. Le deseamos que esta presentación en el estado hermano de Tabasco, sea todo un éxito. Enhorabuena.