Tras enfrentarse al crimen organizado, Esquivel Cruz teme por su vida
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
Un atentado a balazos registrado la semana pasada en Ocosingo ha elevado la alarma sobre la creciente violencia que afecta a Chiapas. El sexto regidor del ayuntamiento y dirigente indígena, Esquivel Cruz González, fue el blanco de un ataque armado mientras regresaba a su domicilio, sin que se registraran víctimas fatales, pero con un colaborador herido. Las circunstancias del ataque, ocurridas a las cinco de la tarde del miércoles, evidenciaron un clima de inseguridad que se extiende por la región.
Cruz González, conocido por su lucha contra los cobros del crimen organizado en la zona de Frontera Corozal, una de las áreas más afectadas por la presencia de grupos armados, logró salir ileso gracias a la aparente falla en el arma de fuego de su agresor. Según fuentes locales, el dirigente no presentó heridas, pero no deja de temer por su vida, lo que refleja la constante amenaza que enfrentan aquellos que se oponen a las células delictivas en las zonas rurales del estado.
El incidente ocurrió cuando el dirigente y su colaborador llegaron a su casa. Al descender de su vehículo, su compañero fue alcanzado por un disparo que lo dejó herido en la espalda. Cruz González, al intentar huir del ataque, fue blanco de varios disparos, pero la pistola se encasquilló, dándole tiempo de ponerse a salvo. Este hecho no solo subraya la violencia de los ataques, sino también el nivel de impunidad con el que operan los agresores.
Aunque el ataque no resultó mortal, la situación ha puesto en evidencia la fragilidad de la seguridad en las comunidades rurales de la entidad. El colaborador herido fue atendido de urgencia en Ocosingo y luego trasladado a un hospital de San Cristóbal de Las Casas, donde se encuentra en proceso de recuperación.
El atentado contra Cruz González es un recordatorio más de las constantes amenazas que enfrentan los activistas y líderes locales que intentan frenar el avance de las organizaciones criminales en las zonas rurales del estado. La falta de protección y la escasa respuesta de las autoridades ante estos actos de violencia dejan en la incertidumbre a las comunidades que siguen siendo víctimas de un conflicto que parece no tener fin.