Más de 500 centros de rehabilitación operan en la entidad, exponiendo a pacientes a una mala atención médica
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
En Chiapas, la proliferación de centros de rehabilitación irregulares ha expuesto la falta de control por parte de las autoridades de salud, lo que deja a miles de personas en situaciones vulnerables. Estos llamados albergues, operados sin regulación adecuada, se han convertido en negocios lucrativos para quienes priorizan el beneficio económico sobre la verdadera rehabilitación.
El representante de la Asociación Civil Una Luz en la Oscuridad, Roque Martínez Quevedo, ha señalado que la ausencia de supervisión por parte de la Secretaría de Salud ha permitido que cualquier persona pueda abrir un centro de rehabilitación. Muchos de estos espacios no cuentan con el personal capacitado ni las condiciones adecuadas, exponiendo a sus internos a negligencia e incluso maltrato.
Se estima que mientras 200 a 300 centros operan bajo estándares regulados, más de 500 lo hacen de manera irregular, una cifra alarmante que revela el alcance del problema. Este descontrol ha dado pie a que individuos sin experiencia o formación se conviertan en líderes de estos albergues, lo que crea una cadena de incompetencia que afecta a los pacientes. Martínez advirtió que muchos de estos supuestos padrinos abren sus centros tras pasar por anexos y replican un modelo que prioriza el lucro sobre la atención efectiva.
Los nombres de estos centros piratas, como los llamados Cuarto y Quinto Paso, se han multiplicado en los últimos años, amparados en la falta de regulación. Sin embargo, detrás de su aparente intención de ayudar, se esconden prácticas cuestionables y un desconocimiento total de las necesidades terapéuticas de las personas.
La proliferación de estos albergues irregulares en la entidadno solo representa un problema de salud pública, sino también una crisis social y ética. Es indispensable que las autoridades de salud implementen un sistema de supervisión y regulación efectivo que priorice a los pacientes, respalde a los centros que cumplen con las normativas y cierrenaquellos que operan sin garantías ni profesionalismo.