La plaga ha afectado a casi todas las parcelas, generando una disminución cercana al 10 por
ciento en el rendimiento actual de la cosecha del CASFA
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
En los fértiles campos del Soconusco, el café robusta, orgullo de la región, enfrenta una amenaza
inminente: la plaga del barrenador negro. Más de 60 mil hectáreas se encuentran en peligro, esto
ha generado una gran inquietud entre los productores que cultivan este grano.
Este pequeño escarabajo produce perforaciones en los tallos, afecta en específico a las plantas
jóvenes en plena producción. Los estragos de esta plaga se traducen en la disminución de la
cosecha, incluso llega a secar por completo las plantas, lo que impactó de forma negativa en los
ingresos de los productores durante la última cosecha, explicó el coordinador del Centro
Agroecológico San Francisco de Asís (CASFA), Iván Román Noriero.
La presencia del barrenador negro se ha reportado en casi todas las parcelas de café robusta, por
lo tanto, el rendimiento actual de la cosecha se ha reducido en un 10 por ciento para los 100
productores asociados al CASFA. A pesar de los esfuerzos previos para controlar la plaga, el cambio
de temperatura y la escasez de lluvias durante este ciclo productivo han propiciado su
resurgimiento.
Román Noriero enfatizó la importancia de que los productores realicen inspecciones exhaustivas
en sus parcelas para identificar y mitigar la presencia de la plaga. Las características visibles en las
ramas, como el doblado y pérdida de fuerza, son señales inequívocas de la acción devastadora del
barrenador negro.
Este problema no es exclusivo de Chiapas. Desde octubre del año pasado, se registraron brotes en
el estado de Veracruz. A pesar de los esfuerzos coordinados de la Secretaría de Agricultura y
Desarrollo Rural (Sader), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agrolimentaria
(Senasica), y el Comité Estatal de Sanidad Vegetal, la plaga se ha extendido a Chiapas. La urgencia
de implementar medidas efectivas para contrarrestar esta amenaza se hace cada vez más
evidente, puesto que, preservar la riqueza de la producción cafetalera en la región debe ser
prioridad.