Un equipo francés del Centro de Investigaciones Científicas explorará las aguas de las
costas
PORTAVOZ/AGENCIAS
Desde los inicios de la industria nuclear en los años 1940 hasta los años 1990, los
países europeos y Estados Unidos vertieron legalmente miles de toneladas de
desechos radiactivos en el océano Atlántico, con la idea de que los fondos oceánicos
eran zonas sin vida. Reino Unido por ejemplo tiró entre 1949 y 1982 140 mil bidones
en el marco de 34 operativos. A estos desechos se suman submarinos nucleares rusos
perdidos en el Ártico y los desechos nucleares japoneses en el océano Pacífico.
Medio siglo después, estos desechos están casi olvidados. Pero surgen varias
inquietudes sobre la ubicación exacta de los bidones – se tiene un mapa aproximativo,
con base en los datos de los estados-, y sobre el estado de estos barriles. ¿Podría
haber fugas de material radiactivo en el agua? ¿Hasta qué punto serían tóxicos para los
ecosistemas? Es justamente para responder estas preguntas que científicos del CNRS,
Centro nacional francés de investigaciones científicas, han impulsado un proyecto para
mapear los fondos marinos y evaluar el estado de los barriles en la costa atlántica
francesa en particular. Una zona que concentraría el 40 por ciento de los 250 mil
barriles de residuos radiactivos que se vertieron en el mundo.
El proyecto, científico es dirigido por el ingeniero especialista en radiactividad Patrick
Chardon, que precisa que los desechos arrojados al mar son de mediana y baja
intensidad. Se tratan de guantes y material de laboratorios. Su colega, el geólogo
marino Javier Escartín quién codirige este programa de exploración marina recuerda
que estos vertidos se hicieron legalmente “bajo los auspicios de la Agencia
Internacional Atómica”.
¿CUÁL ES LA PELIGROSIDAD DE ESTA BASURA NUCLEAR EN EL ATLÁNTICO NORTE?
“Las unidades de radiactividad quizá sea muy abstractas para el oyente. Pero
representan aproximadamente el 50 por ciento de lo que hubiese sido, quizás menos
el accidente de Chernóbil, pero hay que tener en cuenta que esto se hizo durante
varias décadas. O sea, hablamos de zonas que son de decenas de miles de kilómetros,
o sea que los residuos están dispersados. Son unas zonas enormes, no concentradas en
un punto como el Chernóbil.”, respondió el geólogo.
Se prevé una misión en 2024 para explorar primero una zona de seis mil kilómetros
cuadrados a 600 km de distancia de las costas francesas a la altura de la ciudad de
Nantes. Se efectuará primero una tarea de mapeo de los fondos marinos y de
localización de los barriles. Luego, un segundo programa consistirá en tomar muestras
de agua y de los sedimentos cerca de los bidones de desechos radiactivos para medir
su impacto en los micro organismos, mariscos y peces.