Sandra de los Santos Chandomi
La violencia en los procesos electorales, no es un secreto, se ha incrementado en
cada elección. Según el informe “Democracia vulnerada” la violencia contra todo
tipo de actores políticos hace caer 3 puntos porcentuales la participación
ciudadana. Por cada ataque a candidatos sube casi 1 por ciento la ausencia de
funcionarios de casilla el día de la jornada electoral y su sustitución por alguien de
la fila para votar.
Según la organización Data Cívica en Chiapas en lo que va del año se han
registrado 18 eventos de violencia política criminal lo que coloca a la entidad en la
tercera posición con mayor número de actos violentos de este tipo. Tan solo el
mes pasado de marzo se registraron cinco eventos de violencia política criminal.
El contexto de violencia inhibe particularmente la participación política de las
mujeres tanto como contendientes como votantes. A las condiciones de por sí
adversas para que ellas participen se suma esta situación que no es menor.
“Estaba decidida ya a participar, ya había entregado mis documentos, pero
empezamos a ver con mi familia todos los enfrentamientos que se estaban dando,
las balaceras y mejor decidí ya no continuar” me comentó una aspirante a una
diputación local hace unos días, es un argumento que he escuchado de otras
contendientes. El panorama también les impide hacer actos de campaña a las que
sí están participando.
La inseguridad en la entidad será un factor que determinará los resultados de las
elecciones en Chiapas. El grado de participación ciudadana pasará por ese filtro.
Habrá regiones en donde habrá mucha o poca participación dependiendo la
seguridad que exista para salir a las urnas.
El actual gobierno de Chiapas también será evaluado en las urnas por la violencia
que ha incrementado en la entidad. Si bien, a nivel estatal el partido oficial tiene
una determinante delantera el número de votos que se consigan todavía no se
puede definir.
Este martes 30 de abril empezaron las campañas locales lo que podría ocasionar
que los actos violentos en el contexto electoral incrementen. La contienda federal
y estatal parece estar ya muy “cantada”, pero no pasa lo mismo con las elecciones
municipales, en donde existen regiones en que las votaciones serán cerradas.
Un proceso electoral violento al que menos le conviene es al candidato puntero al
gobierno de Chiapas, eso ocasionaría un menor número de votos para su partido
(a nivel nacional traen un tema con el número de sufragios con los que se quiere
ganar la presidencia). Podría ocasionar problemas el día de la jornada electoral en
las casillas en las que estarán las seis urnas, y aunque el desmán sea por una
elección municipal, un enfrentamiento o incidente podría ocasionar la impugnación
de cualquier elección. Además que un proceso de transición en medio de
impugnaciones y violencia generalizada por las elecciones sería muy mal
comienzo.
Un proceso electoral pacífico ayudaría a la ciudadanía también a conocer las
propuestas (en caso de que existan) de las y los candidatos, a acudir a las urnas y
emitir un voto de manera informada. En una democracia es a lo que debemos de
aspirar, y no a darnos por bien servidos si el contexto nos permite llegar a las
urnas a elegir entre un montón de personas de quienes no alcanzamos a conocer
ni su nombre completo.