Apicultores enfrentan un año difícil; demandan mecanismos para proteger a las colmenas de abejas
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La producción de miel en Tapachula enfrenta una crisis sin precedentes, según el presidente de los Apicultores de la región, Bernardo Pohlenz Krauze. La drástica caída en la producción de miel se atribuye al uso de insecticidas que matan a las abejas locales, así como a las adversas condiciones climáticas que han afectado a la región del Soconusco.
En años anteriores, los apicultores de Tapachula lograban producir un promedio de 30 kilos de miel por colmena. Sin embargo, este volumen de producción ha disminuido de forma significativa y según Pohlenz Krauze la implementación de sustancias no reguladas termina por fomentar la devastación de estos especímenes necesarios para los ecosistemas y el sector apícola.
Además, las condiciones climáticas han agravado la situación. Las fuertes lluvias de este año han contribuido a la pérdida de producción de miel. Estas condiciones no solo afectan la disponibilidad de flores para la polinización, sino que también impactan en la salud y bienestar de las colmenas. Para las familias que dependen de la apicultura, este ha sido un año difícil, toda vez que la producción de miel es crucial para su sustento económico.
Pohlenz Krauze destaca la necesidad de una mejor comunicación entre los agricultores y los apicultores. Es esencial coordinar el uso de insecticidas cerca de las colmenas para poder trasladarlas y evitar su muerte. Esta falta de comunicación y coordinación ha sido un factor determinante en la crisis actual.
En la región del Soconusco, un aproximado de 500 apicultores dependen de esta actividad, y la mayoría lucha para mantener su producción de miel. Pohlenz Krauze hace un llamado a buscar mecanismos que permitan recuperar los niveles de producción de años anteriores.
Es urgente que se implementen políticas y medidas que protejan a las abejas y apoyen a los apicultores en Tapachula. La comunidad apícola necesita respaldo para superar esta crisis, y esto incluye la regulación estricta del uso de insecticidas y el desarrollo de estrategias para mitigar los impactos del cambio climático.