Aunque existen corporaciones que realizan patrullajes, consideran que son insuficientes
ante el aumento en la delincuencia organizada
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
La frontera entre México y Guatemala en Talismán, un punto crucial de intercambio
comercial y tránsito de personas, se ha convertido en una zona de peligro constante
debido a la presencia de hombres fuertemente armados. Sin ocultar su identidad y a plena
luz del día, estos individuos exigen un “derecho de paso” a quienes cruzan el río Suchiate
en pangas, apenas a 50 metros del puente donde se ubica la oficina de aduana. Este tramo
fronterizo, que debería ser un punto de control legal y seguro, se ha transformado en un
espacio de extorsión y violencia, controlado por el crimen organizado.
Los relatos de los afectados muestran una realidad alarmante. A todos los que llegan por
el río se les pide identificación. Si provienen de El Carmen, el pueblo guatemalteco más
cercano, no se les cobra. Sin embargo, aquellos que vienen de poblados más alejados de
Guatemala, así como migrantes o mexicanos que no residen en Talismán, son obligados a
pagar una cuota. El cobro estándar es de 800 pesos por persona (aproximadamente 45
dólares), aunque en algunos casos la exigencia puede llegar hasta los dos mil pesos (112
dólares).
Uno de los testimonios más impactantes proviene de un ciudadano fronterizo que, en su
cruce más reciente desde San Marcos, Guatemala, fue confrontado por estos hombres
armados. “Fui a visitar a mi papá a San Marcos, Guatemala. Cuando regresé, subiendo del
río, habían dos hombres raros, me llamaron. Tenía que pasar por ahí para llegar a la zona
del transporte. Me preguntaron a dónde iba. Les dije que a Tapachula. Me preguntaron de
dónde venía, mientras revisaban mi INE. Respondí que fui a San Marcos a visitar a mi
padre. Me dijeron: ‘Tienes que pagar dos mil pesos, o aquí quedas’. Me mostraron un
arma larga. Abrí mi cartera y les enseñé que solo traía poco más de quinientos. Me los
arrebató el tipo y me dijo: “Apúrate, ya vete”.
Este tipo de experiencias no es aislada. Un comerciante que cruza la frontera
frecuentemente confirmó el cobro impuesto por células delictivas. “Están cobrando 800
pesos en Talismán. Yo fui por mercancía. Cuando estaba acomodando mis cajas, me dijo
uno que estaba recargado en una camioneta roja con vidrios polarizados: “¿A dónde vas?”
– “A Tapachula, vendo ropa”, contesté. – “Pues si quieres pasar sin problema, acá se paga
800 varos, amigo”. – Me enseñó una pistola en su cintura”. Este comerciante mostró su
temor al hablar. “Ya no sabemos cómo vamos a surtir, porque apenas sale una ganancia
de mil, mil doscientos al día, y por esa paga nos pueden matar. Ya han golpeado a gente
que no les da, o que no trae. La otra vez dijeron que fueron a aventar por el río a una
señora”.
El miedo y la inseguridad han forzado a algunos trabajadores a abandonar sus actividades.
Un transportista decidió dejar de trabajar para evitar la extorsión. “Yo ya saqué la combi
de trabajar mejor –dice–. Oye, le pedían a mi chofer 600 a la semana. A un chofer de otra
ruta ya lo golpearon y lo fueron a aventar en el monte”. Estos testimonios, ofrecidos bajo
condición de anonimato, reflejan el impacto devastador que esta situación está teniendo
en la economía local y en la seguridad de los ciudadanos.
El cobro de paso en Talismán no solo afecta a los migrantes, sino también a muchos
trabajadores de la zona agrícola y comercial de Tapachula. Además, los comerciantes y
turistas que cruzan el puente para abastecerse en Tapachula, atraídos por el valor del
quetzal frente al peso mexicano, enfrentan riesgos cada vez mayores. La violencia y las
extorsiones están dañando gravemente el comercio y la ocupación hotelera en Tapachula,
una ciudad que históricamente se ha beneficiado del intercambio económico con
Guatemala.
Las autoridades parecen estar superadas o incluso coludidas con los delincuentes, puesto
que estos operan a escasa distancia de la oficina de aduanas sin ningún tipo de
repercusión. Este control criminal sobre el paso fronterizo ha generado un ambiente de
terror y desesperanza entre los habitantes y comerciantes de la región. La impunidad con
la que operan estos grupos delictivos, mostrando sus armas y extorsionando sin
restricción, es una muestra clara de la falta de seguridad y de la presencia del Estado en
estas zonas fronterizas.
Los testimonios recopilados evidencian una crisis que requiere atención urgente de las
autoridades. La violencia y la extorsión en Talismán no solo representan una violación a
los derechos humanos de quienes cruzan la frontera, sino también una amenaza a la
estabilidad económica de la región. Los ciudadanos exigen medidas concretas para
recuperar la seguridad y la tranquilidad en esta zona fronteriza, donde la ley y el orden
han sido reemplazados por el miedo y la violencia.
La situación migratoria en la frontera sur de Estados Unidos ha sido un desafío constante
para las autoridades de ambos lados de la frontera, y las circunstancias actuales no son la
excepción. Desde la crisis humanitaria que se desató en la última década hasta las
políticas migratorias fluctuantes bajo diversas administraciones presidenciales, la frontera
sur ha sido un punto crítico de encuentro para miles de migrantes que, impulsados por la
desesperación y la esperanza, buscan refugio y una nueva vida en Estados Unidos.
En el municipio de Tuxtla Chico, Chiapas, el puerto fronterizo que conecta con Guatemala
se ha convertido en un punto estratégico no solo para el comercio y el tránsito de
migrantes, sino también para la actividad delictiva. Esta situación ha generado
preocupación entre los habitantes, quienes, a través de sus autoridades locales, han
solicitado de manera urgente a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) mayor
presencia en acciones de vigilancia para frenar el avance de pandillas dedicadas al atraco y
el cobro de piso.
Talismán es un puerto fronterizo que alberga diversas instituciones federales encargadas
de regular el tránsito y la comunicación con el país vecino. Sin embargo, la cercanía con la
frontera y el flujo constante de personas y mercancías han convertido a esta comunidad
en un punto vulnerable para las actividades ilícitas, especialmente aquellas relacionadas
con el crimen organizado.
UN CLAMOR POR LA SEGURIDAD
Los habitantes de Talismán, conscientes de los riesgos que implica vivir en una zona
fronteriza, han elevado su voz para exigir una intervención más contundente por parte de
las fuerzas federales. En entrevistas realizadas, los pobladores, que prefirieron mantener
sus nombres en el anonimato por temor a represalias, relataron la sensación de
inseguridad que prevalece en la comunidad debido a la presencia de pandillas que operan
con impunidad.
“Nos preocupa que los maras, así como los cobradores de piso, se adueñen de la zona. Ya
hemos visto lo que ha pasado en otras comunidades cercanas, donde la violencia se ha
disparado y las autoridades no han podido controlarlo”, comentó un residente de
Talismán. Los entrevistados señalan que, aunque existen corporaciones municipales y
estatales que realizan patrullajes, consideran que estas son insuficientes ante el aumento
de la delincuencia organizada.
La solicitud de los habitantes es clara: que los uniformados de la Sedena se sumen a las
acciones de vigilancia en la zona fronteriza, en coordinación con las autoridades locales y
estatales. Argumentan que la presencia militar no solo reforzaría la seguridad, sino que
también enviaría un mensaje contundente a las bandas criminales de que no se permitirá
que conviertan Talismán en un territorio sin ley.
La importancia estratégica de Talismán en la dinámica fronteriza no se limita al comercio
local; también es un punto clave en las rutas migratorias que cruzan México hacia los
Estados Unidos. Esta realidad ha generado un flujo constante de personas que, en su
tránsito, se vuelven vulnerables a ser víctimas de extorsión, asaltos o reclutamiento
forzado por parte de grupos delictivos.
En este contexto, las autoridades locales han reconocido que la situación de inseguridad
podría escalar si no se toman medidas preventivas. “Estamos ante un escenario complejo,
donde la convergencia de factores como la migración, el comercio y la cercanía con la
frontera aumenta los riesgos. Es fundamental que las instituciones de seguridad trabajen
de manera coordinada para garantizar la tranquilidad de los habitantes y de quienes
transitan por nuestra comunidad”, declaró un funcionario local que prefirió no ser
identificado.
Hasta el momento, las autoridades federales no han emitido una respuesta oficial a la
solicitud de mayor presencia militar en Talismán. Sin embargo, la presión por parte de los
habitantes y de las autoridades municipales continúa en aumento. Los pobladores temen
que, de no tomarse acciones inmediatas, la situación de inseguridad se deteriore aún más,
afectando la vida diaria y las actividades económicas de la comunidad.
El reto para las autoridades es encontrar un equilibrio entre las operaciones de seguridad
y el respeto a los derechos humanos de los migrantes que transitan por la zona, evitando
que la militarización de la frontera se traduzca en un ambiente de represión y temor.
En este complejo panorama, la administración del presidente Joe Biden ha implementado
una serie de estrategias para aliviar las presiones migratorias y mejorar la gestión del flujo
de personas que buscan ingresar al país. Entre estas medidas, destaca el desarrollo de la
aplicación móvil CBP One, un recurso digital que ha sido diseñado para incentivar a los
migrantes a utilizar vías legales, seguras, humanas y ordenadas para su ingreso a Estados
Unidos.
CBP ONE: UNA HERRAMIENTA DIGITAL EN EL PROCESO MIGRATORIO
Lanzada el 12 de enero de 2023, CBP One ha sido una herramienta crucial en el manejo
del proceso de solicitud de asilo y en la gestión de la migración a través de los puertos de
entrada oficiales. Desde su implementación, esta aplicación gratuita ha permitido a miles
de migrantes programar citas para presentar sus solicitudes de asilo de manera ordenada,
evitando así los riesgos asociados con los cruces ilegales y las peligrosas rutas que muchos
deben recorrer para llegar a la frontera norte de México.
El objetivo principal de CBP One es proporcionar una alternativa más accesible y segura
para los migrantes, permitiéndoles programar citas desde sus ubicaciones actuales en
lugar de tener que viajar largas distancias hasta los puertos de entrada en la frontera
norte. En un reciente comunicado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por
sus siglas en inglés) anunció una expansión significativa del acceso a esta aplicación,
permitiendo a los migrantes en los estados mexicanos de Chiapas y Tabasco programar
sus citas sin necesidad de trasladarse hacia el norte del país.
Esta medida, según indican las autoridades estadounidenses, tiene como objetivo
principal reducir los riesgos y las dificultades que enfrentan los migrantes durante su
travesía por México. En lugar de recorrer miles de kilómetros hacia el norte, los migrantes
en el sur de México ahora podrán utilizar CBP One para acceder a una de las mil 450 citas
disponibles diariamente en los ocho puertos de entrada ubicados a lo largo de la frontera
entre Estados Unidos y México: Brownsville, Eagle Pass, Hidalgo, Laredo, El Paso (Paso del
Norte), Nogales, Calexico y San Ysidro (Peatonal Oeste– El Chaparral).
IMPACTO Y ALCANCES DE CBP ONE EN LA GESTIÓN MIGRATORIA
Desde su lanzamiento, CBP One ha sido utilizada por más de 680 mil 500 personas para
programar sus citas, lo que representa un avance significativo en la ordenación del flujo
migratorio. En junio de 2024, CBP procesó a más de 41 mil 800 personas a través de esta
herramienta, lo que demuestra su eficacia en la gestión de la migración de una manera
más controlada y segura. Los datos indican que la mayoría de los solicitantes provienen de
Venezuela, Cuba y Haití, países que han experimentado crisis económicas y políticas que
han impulsado a miles de sus ciudadanos a buscar refugio en Estados Unidos.
Sin embargo, la implementación de CBP One no ha estado exenta de desafíos y críticas.
Organizaciones de derechos humanos y activistas han expresado su preocupación por las
limitaciones de la aplicación, como la falta de acceso a tecnología adecuada por parte de
los migrantes y las barreras idiomáticas que dificultan el uso efectivo de la herramienta.
Además, han señalado que, aunque CBP One puede reducir la necesidad de peligrosas
travesías, no aborda de manera integral las causas profundas de la migración ni garantiza
una protección completa a los solicitantes de asilo.
En respuesta a estas críticas, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza ha señalado
que continúa trabajando en mejoras a la aplicación para hacerla más accesible y eficaz. Se
espera que la expansión del acceso a CBP One en Tabasco y Chiapas sea acompañada por
campañas de información y asistencia técnica para garantizar que los migrantes en estas
regiones puedan utilizar la aplicación de manera efectiva.
EL PEREGRINAJE MIGRANTE Y LOS RIESGOS EN TERRITORIO MEXICANO
El largo peregrinaje a través de México en busca del sueño americano es una odisea
marcada por numerosos desafíos y peligros. Los migrantes, a menudo provenientes de
países en crisis, enfrentan un camino plagado de obstáculos que ponen en riesgo su
integridad física y emocional. A lo largo de su travesía, se enfrentan a violaciones graves
de sus derechos humanos, que incluyen abusos por parte de grupos criminales,
extorsiones, secuestros y violencias sexuales. Además, las condiciones climáticas
extremas, la falta de acceso a servicios básicos de salud, y el constante temor a las
detenciones arbitrarias por parte de autoridades mexicanas, agravan aún más su
situación.
En este contexto, la reciente expansión del acceso a CBP One en los estados del sur de
México, como Tabasco y Chiapas, cobra especial relevancia. Esta medida tiene el potencial
de aliviar parte del sufrimiento que experimentan los migrantes al reducir la necesidad de
viajar hacia el norte para programar sus citas de asilo. Al ofrecer una alternativa más
cercana y segura, la expansión de CBP One podría disminuir los riesgos asociados con el
cruce ilegal de fronteras y las múltiples amenazas que acechan en el camino hacia el
norte.
Para muchos migrantes, el simple hecho de evitar el peligroso viaje hacia el norte
representa una oportunidad crucial para proteger sus vidas y las de sus familias. Sin
embargo, la efectividad de esta medida dependerá en gran medida de la implementación
de un sistema de apoyo que incluya acceso a información clara, asistencia legal y
protección contra los abusos. Además, será esencial que las autoridades de ambos lados
de la frontera colaboren estrechamente para garantizar que los derechos de los migrantes
sean respetados durante todo el proceso.
Talismán es un reflejo de las tensiones que se viven en las zonas fronterizas de México,
donde la seguridad es un tema prioritario para los habitantes. La petición de una mayor
presencia militar es un llamado de auxilio de una comunidad que busca protegerse ante el
avance del crimen organizado. Las autoridades tienen en sus manos la responsabilidad de
responder de manera efectiva para garantizar la paz y la seguridad en este puerto
fronterizo vital.