La región enfrenta un grave deterioro ecológico. SEMAHN y otras entidades implementan medidas para frenar lasdeforestaciones
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
En Chiapas, la tala ilegal de madera se ha convertido en una crisis ecológica y económica de proporciones alarmantes. Cada año, la región pierde aproximadamente el 2.4 por ciento de sus bosques debido a actividades ilegales y la expansión agrícola, una situación que, según el director de Protección Forestal de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAHN), Raúl Fernando Álvarez Narcía, ha reducido la cubierta forestal del estado. Este fenómeno amenaza la biodiversidad local y pone en riesgo la estabilidad climática de la región.
La deforestación en Chiapas, donde se talan cerca de 45 mil hectáreas de bosque de manera anual, tiene consecuencias devastadoras para el ecosistema. Los árboles de pino, que son los más afectados debido a su alta comercialización, no solo aportan una rica biodiversidad, sino que también juegan un papel crucial en la protección de las cuencas hidrográficas. La pérdida de estos bosques agrava los desastres naturales como inundaciones y deslizamientos de tierra.
La Fiscalía General del Estado (FGE) ha intensificado sus esfuerzos para combatir la tala ilegal. Los operativos en 2024 han resultado en la detención de 15 personas y la recuperación de cuatro mil 481 piezas de madera. A pesar de estas acciones, el problema persiste debido a la falta de un control efectivo y a la presión continua de actividades ilícitas.
El impacto de la deforestación también se refleja en la economía local. La pérdida de bosques afecta a las empresas madereras que operan legalmente y que deben competir en un mercado distorsionado por la tala clandestina. La SEMAHN, en colaboración con la Guardia Nacional (GN) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), llevan a cabo operativos para interceptar vehículos que transportan madera ilegalmente.
Para enfrentar esta crisis, la SEMAHN ha lanzado la campaña de “Magna Reforestación”, que busca plantar un millón de árboles en áreas afectadas por plagas y enfermedades forestales. Este esfuerzo no solo pretende recuperar el ecosistema, sino también mejorar la salud de las comunidades locales mediante la restauración de los bosques.