Con un enfoque renovado y acciones concretas, la entidad podría mejorar su situación y empezar a cerrar brechas
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
El más reciente informe del Índice de Competitividad Estatal (ICE) del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reveló que Chiapas se mantiene en los últimos lugares a nivel nacional, al ocupar el penúltimo puesto en la lista. Este resultado subraya un rezago en áreas clave como infraestructura, innovación y desarrollo económico. Mientras la Ciudad de México lidera el índice con una destacada posición en conectividad y educación.
Desde la creación del ICE, la entidad ha tenido dificultades para salir de los últimos lugares, una tendencia que se ha convertido en una constante que refleja las carencias estructurales del estado. El informe actual posicionó al estado solo por encima de Oaxaca y Guerrero, esto evidenciaun estancamiento preocupante en comparación con entidades como Baja California Sur, que ocupa el segundo lugar, y Coahuila, que destaca en seguridad y percepción de bienestar.
A pesar de las críticas, algunos empresarios locales,depositaron su confianza en la llegada de nuevas autoridades estatales. Afirmaron que, aunque el estado enfrenta una dura realidad, hay oportunidades para cambiar la situación mediante políticas de desarrollo e inversión. Las inversiones empiezan a fluir hacia el Sur-Sureste del país, lo que podría ofrecer una oportunidad para que la región comience a revertir su rezago competitivo.
Sin embargo, el estado enfrenta retos significativos. A nivel positivo, Chiapas destacó en la morbilidad por enfermedades respiratorias y en el costo promedio de la deuda estatal. No obstante, la situación es crítica en áreas como el ingreso promedio de los trabajadores de tiempo completo y la cobertura en servicios de telefonía e Internet. La falta de infraestructura y la baja conectividad tecnológica sonobstáculos importantes para el crecimiento económico del estado.
La visión de una comarca más próspera, como lo proyectan los empresarios, dependerá de cambios fundamentales en las políticas y en el entorno de negocios. Se espera que el nuevo Gobierno impulse reformas y atraiga inversiones nacionales y extranjeras que fomenten el desarrollo regional.