Ante el aumento drástico en los niveles de agua, se plantea la necesidad de medidas urgentes
para prevenir inundaciones
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Chiapas enfrenta un desafío inesperado: tres de sus cinco principales presas hidroeléctricas han
alcanzado niveles de almacenamiento superiores al 80 por ciento, y una de ellas ha superado el 100.
Mientras que estos niveles de agua podrían interpretarse como un alivio ante épocas de
sequía, en esta ocasión, el incremento abrupto provocado por la onda tropical número 21
presenta un riesgo para las comunidades cercanas.
La presa Juan Sabines, ha superado su capacidad ordinaria con un nivel del 107 por ciento,
convirtiéndose en el punto crítico de atención. La situación es menos alarmante, aunque
preocupante, en las presas “Chicoasén” y “Peñitas”, que ya se encuentran al 89 y 77 por ciento de
su capacidad. Esta acumulación de agua, que sería una ventaja, ahora representa una amenaza
latente si las lluvias intensas continúan en la región.
La situación en las otras dos presas, “Malpaso” y “La Angostura”, que registran niveles del 42 y 47
por ciento, reveló un panorama desigual en la distribución del agua. Esto evidencia la variabilidad
de las precipitaciones en Chiapas y sugiere posibles problemas en la gestión y canalización del
recurso hídrico. La diferencia de niveles también podría complicar cualquier estrategia de descarga
controlada que se planifique para aliviar la presión en las presas más llenas.
Con pronósticos de más lluvias intensas para los próximos días, el Servicio Meteorológico Nacional
advirtió que los niveles podrían aumentar, lo que incrementa el riesgo de desbordamientos,
inundaciones y deslaves. La situación demanda una respuesta inmediata y coordinada de las
autoridades, no solo para gestionar las emergencias que ya se vislumbran, sino para prever cómo
estas lluvias pueden cambiar el mapa hídrico del estado en cuestión de horas.
Ante este panorama, las preguntas sobre la preparación de respuesta se vuelven urgentes. La
capacidad de las autoridades para anticipar y gestionar estos riesgos será fundamental para evitar
tragedias, en un estado donde las presas son tanto un recurso invaluable como un posible
desencadenante de desastres naturales.