Comunidades vulnerables pagan recibos excesivos, a pesar de consumir lo mínimo
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
Las tarifas de electricidad en Chiapas siguen siendo motivo de indignación para miles de habitantes, quienes ven cómo el costo del suministro no deja de aumentar a pesar de las promesas políticas que aseguran una reducción en los precios. La realidad es otra: el encarecimiento del servicio eléctrico afecta a todos, desde los pequeños hogares hasta los comerciantes, quienes enfrentan la disyuntiva entre pagar altos recibos o enfrentar cortes inmediatos.
El administrador de una tienda en línea blanca en el centro de Tapachula, Celestino González, es una de las voces que alza el reclamo. Desde su perspectiva, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha sido implacable con los cobros, al castigar a los chiapanecos. Esta desconexión entre la producción de energía y los beneficios que deberían recibir los usuarios ha generado una sensación de abandono e injusticia.
Uno de los problemas más preocupantes es la afectación a las comunidades rurales y de escasos recursos, donde, a pesar de contar con un consumo mínimo, los recibos llegan con montos exagerados. Para estas familias, el acceso a la energía eléctrica no solo representa un lujo, sino una carga económica difícil de sobrellevar. Y la falta de opciones para no pagar, ante la amenaza de cortes inmediatos, deja a los más vulnerables en una situación de impotencia.
El malestar también se extiende al mal servicio que presta la CFE. Las interrupciones constantes del suministro y la demora en las reparaciones tras la quema de transformadores son una constante en muchas colonias de la región. Estas fallas impactan no solo en la calidad de vida de los usuarios, sino también en la actividad económica local, donde los comercios dependen del servicio para operar.
En una región calurosa como el Soconusco, donde el uso de energía es mayor debido a las altas temperaturas, la falta de una tarifa especial ha agravado el descontento. El calor obliga a consumir más electricidad, pero las tarifas permanecen sin ajustes que reconozcan las necesidades climáticas de la zona.