El inicio escolar se vio afectado ante la deserción estudiantil en regiones donde la inseguridad persiste
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La violencia que azota a la región sierra fronteriza de Chiapas ha desatado una alarmante crisis educativa, lo que ocasionó la deserción de dos mil 800 estudiantes de nivel básico. En un escenario donde la disputa territorial entre grupos criminales se intensifica, el miedo ha obligado a los jóvenes a abandonar sus aulas en busca de seguridad. Esta situación no solo afecta su futuro, sino que también revela la ineficacia de las autoridades para garantizar un entorno seguro para la educación.
El secretario de organización V de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Gabriel Díaz Ordóñez, en la región, destacó que muchos estudiantes no se presentaron al inicio del ciclo escolar debido a las amenazas recibidas. La violencia ha llevado a que algunos busquen refugio en Estados Unidos o en otros lugares del país. Esta realidad es un claro reflejo de un entorno donde la seguridad no está garantizada.
Las autoridades educativas han intentado mitigar la deserción mediante clases virtuales, pero la falta de conectividad y recursos ha hecho que estas iniciativas sean ineficaces. La ausencia de infraestructura adecuada y tecnología necesaria para acceder a la educación en línea ha resultado en un vacío educativo que amplifica el abandono escolar.
La situación se agrava en municipios como Frontera Comalapa, Chicomuselo y Motozintla, donde la violencia ha creado un ambiente hostil tanto para alumnos como para docentes. Con la inseguridad creciendo, los maestros han suspendido clases, lo que deja a miles de alumnos sin acceso a la educación.
En este contexto, es imperativo que los gobiernos locales y federales tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad en las escuelas y en las comunidades. La falta de acciones concretas y efectivas podría condenar a una generación entera a la falta de oportunidades educativas, lo que perpetuaría un ciclo de violencia y desconfianza que solo puede romperse con un compromiso real por parte de las autoridades.