La lucha por sus derechos continúa pese a una marcadaindiferencia y falta de legislación
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
El pasado 12 de octubre, el Palacio Municipal de la capital chiapaneca fue testigo del ‘Besotón 2024’, una manifestación que destacó la lucha de las mujeres lesbianas contra la violencia y la discriminación. En un contexto donde ser mujer y lesbiana se traduce en una doble violencia, la activista y representante de “Brujas Violetas A.C.”, Tere Campos, enfatizó la urgencia de visibilizar esta problemática que persiste en la sociedad.
La historia del ‘Besotón’ tiene raíces profundas en un incidente ocurrido hace 13 años, dos mujeres fueron detenidas y violentadas por policías por besarse en un parque de Terán. Este acto de agresión no fue un caso aislado; representa una cultura de acoso que se perpetúa. Campos resaltó que, en este escenario, la consigna “si nos vuelven a acosar, nos volvemos a besar” se convirtió en un grito de resistencia y resiliencia frente a un sistema que busca silenciar a las mujeres lesbianas.
El contexto de la violencia no solo proviene del exterior; comienza en el hogar y se extiende a las instituciones, donde la falta de aceptación puede llevar a situaciones de abuso emocional y físico. Las familias muchas veces no apoyan a sus hijas en su orientación sexual, lo que genera un ambiente hostil que impide su desarrollo pleno. Esto convierte a las lesbianas en víctimas tanto de la violencia patriarcal como de la opresión familiar.
Además, las autoridades, que deberían ser garantes de la seguridad, a menudo son las que más violan los derechos de las mujeres lesbianas. Campos afirmó que es esencial que las leyes evolucionen para proteger a este sector vulnerado. La falta de legislación adecuada no solo perpetúa la violencia, sino que interfiere con la búsqueda de justicia y equidad.
El ‘Besotón 2024’ se convirtió en un espacio de solidaridad. Al unirse en este acto, las mujeres lesbianas de Chiapas no solo reivindicaron su derecho a amar con libertad, sino que también exigen un cambio profundo en la percepción social y las políticas públicas que las afectan.