Dicho aumento genera indignación, mientras colectivos exigen justicia
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El feminicidio infantil en Chiapas ha alcanzado una dimensión alarmante este 2024, con el caso reciente de Liliana Guadalupe Marroquín, de tan solo 12 años. La muerte de menor, quien había sido reportada desaparecida en el centro de la capital chiapaneca y encontrada sin vida cuatro días después, pone de manifiesto una problemática crítica: cinco feminicidios de niñas en lo que va del año.
El asesinato de niñas como Liliana no es un hecho aislado. Desde enero de este año, la muerte de Magaly, de 13 años, a manos de su padre en Huehuetán, marcó el inicio de una serie de feminicidios que sacudieron a la entidad. Este patrón de violencia continuó con el caso de dos niñas, de nueve y siete años, encontradas calcinadas en una vivienda en Oxchuc, y una bebé de tres años en Berriozábal, víctima colateral de un acto de venganza. Estos feminicidios resaltan la fragilidad de las menores frente a una sociedad que no ha logrado garantizar su protección.
Las cifras de violencia contra mujeres y niñas en la regiónson un claro indicio de una crisis sistémica. Según datos de la Colectiva 50+1, 24 feminicidios se han registrado en lo que va del año, con cinco de ellos siendo de niñas. Sin embargo, organizaciones como el Observatorio Feminista Chiapas elevan esta cifra, al apuntar que hasta agosto se habían reportado 154 muertes violentas de mujeres, de las cuales 42 podrían ser feminicidios.
La falta de respuesta adecuada por parte de las autoridades en cada uno de estos casos genera una sensación de desamparo para las familias. Los feminicidios de niñas, al tratarse de víctimas tan jóvenes, deberían movilizar no solo a las instituciones de justicia, sino también a la sociedad en su conjunto. La ausencia de políticas preventivas y de seguimiento oportuno expone la fragilidad del sistema de protección infantil en el estado.
Este contexto no solo exige acciones inmediatas, sino también un replanteamiento profundo de las estrategias de seguridad y justicia para las niñas en la entidad. Cada feminicidio es una pérdida irreparable, y las cifras no deben ser solo números en un informe, sino un llamado urgente a la intervención para prevenir más tragedias.