Aunque Chiapas incrementó su conectividad en un 18.2 por ciento, sigue siendo el estado con
menor acceso al servicio
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El acceso a Internet ha sido un derecho humano desde que la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) lo decretó en 2018, pero en Chiapas, su adopción ha sido lenta. A pesar del crecimiento
registrado en los últimos años, el estado sigue siendo la entidad con menor conectividad en el
país. Aunque el incremento del 18.2 por ciento en hogares conectados refleja avances, el 44.3 por
ciento de las viviendas en el estado aún carecen de este servicio.
Este incremento, aunque positivo, muestra el desigual acceso a una herramienta esencial en la era
digital. El Internet es más que un lujo; es una vía para la educación, el trabajo y la participación
cívica. Sin embargo, para muchas familias chiapanecas, la conectividad sigue siendo inalcanzable.
El aumento de usuarios a 1.1 millones de personas de seis años y más, es alentador, pero refleja
también que un amplio sector de la población está aún al margen de los beneficios de la red.
Un dato sorprendente es la disminución en el uso de televisores. La caída de 5.9 puntos
porcentuales entre 2018 y 2023 sugiere que, aunque algunos hogares pueden estar accediendo a
Internet, otros abandonan medios tradicionales sin una clara transición digital. Esto podría estar
ligado a la falta de recursos para mantener múltiples tecnologías en los hogares o a un cambio
cultural hacia nuevos hábitos de consumo de contenido.
En un contexto donde el acceso a Internet está relacionado con derechos fundamentales como la
libertad de expresión y la igualdad, es preocupante que Chiapas continúe en la cola del progreso
digital. La brecha tecnológica entre los estados más conectados y los más rezagados se amplía, lo
que afecta a sectores vulnerables, en especial a aquellos que dependen del acceso a información
en línea para educación y desarrollo personal.
El desafío para el estado es claro: cerrar esta brecha digital requiere un esfuerzo coordinado entre
autoridades locales, organizaciones civiles y proveedores de servicios. Si bien la tendencia es
positiva, la conectividad en la entidad sigue siendo una asignatura pendiente.