A ESTRIBOR
Juan Carlos Cal y Mayor
El presidente López Obrador se trasladó hasta Chile para estar presente en la conmemoración del
golpe de estado de 1973 en Chile. La izquierda latinoamericana le quiere sacar jugo al martirologio
y se junta para disque defender la democracia que les ha permitido escalar al poder que después
ya no quieren soltar. Al igual que España con la reminiscencia histórica de Franco, la izquierda
pretende exaltar como héroes a quienes fueron guerrilleros, asaltantes, secuestradores o
terroristas y pretendían el poder derrocándolo y nunca por la vía democrática.
IDEALISTAS
La revolución cubana y la legendaria proeza de un grupo de jóvenes idealistas contra la dictadura
de Batista, nos generaba empatía generacional por la utopía de un mundo mejor. No sabíamos
que con el tiempo se convertiría en una mascarada para encubrir una dictadura opresora. El otro
personaje de la época siempre demonizado fue el General Augusto Pinochet. Las imágenes del
asalto al Palacio de la Moneda daban cuenta de cómo la bota militar terminaba con un régimen
democrático. Salvador Allende fue para nosotros un mártir, pero hay algo más detrás de esa
historia.
EL REDENTOR Y EL GORILA
El comandante Fidel Castro con su encendida oratoria era una figura redentora y casi sacrosanta.
Pinochet, el gorila siniestro con porte de villano de película que aplastó la democracia. Fidel Castro
se retiró del poder por causa de su deteriorada salud cinco décadas después dejándolo en manos
de su hermano y luego éste en favor Díaz-Canel, como si fuera una monarquía tropical hereditaria.
El general Pinochet participó en un referéndum que perdió por menos de un 1 por ciento dejando
el poder después de 17 años dando paso a una democracia que ha permitido hasta hoy la
alternancia en el poder. Algo similar sucedió en España con los acuerdos de la Moncloa y la
transición democrática que dejó atrás a la dictadura franquista.
DICTADURAS
No hay dictaduras buenas o malas, son simplemente dictaduras, pero no se pueden obviar
diametrales diferencias. Castro derrocó una dictadura que duró 7 años, de 1952 a 1959 y se quedó
en el poder hasta su muerte 50 años después. Cuba pasó de ser una próspera isla caribeña con un
nivel de vida superior al promedio latinoamericano a ser el país más pobre junto con Haití y
Venezuela. Las dictaduras de derecha tanto la de Franco como la de Pinochet concluyeron en
transiciones democráticas. Aún así, para la narrativa de la época en los gobiernos de Echeverría y
López Portillo, Castro representaba la dignidad y Pinochet el agravio. Y eso era lo que le
transmitían a nuestra generación.
BAJO LA TUTELA SOVIÉTICA
Agreguemos a esto la mítica figura del Poeta Pablo Neruda. Un fuera de serie, sin duda, pero
también un recalcitrante comunista. Para cuando Fidel Castro visitó a Salvador Allende en Chile en
1971, ya llevaba 12 años en el poder. Se encontraba en abierta confrontación con los Estados
Unidos después de haberse apoderado a la mala de negocios y propiedades de ciudadanos
norteamericanos radicados en Cuba. Había encontrado cobijo en la Unión Soviética, el enemigo
acérrimo del “imperialismo yanqui”. El triunfo de una revolución por la vía democrática por parte
de Allende era un acicate para la tarea de Castro que quería expandir -con armas y financiamiento
de la URSS- la influencia socialista en el continente e incluso en África a donde envió militares
cubanos para combatir en Angola.
EL TRIUNFO DE ALLENDE
Salvador Allende fue cuatro veces candidato a la Presidencia de Chile, representando a una alianza
entre partidos socialistas y comunistas (1952, 1958, 1964 y 1970). Finalmente obtuvo el 36.2 por
ciento, contra el 34.9 por ciento de Jorge Alessandri (independiente) y el 27.8 por ciento de
Radomiro Tomic (demócrata cristiano). Al no obtener la mayoría correspondió al Congreso la
obligación de elegir al nuevo presidente de la República. La Democracia Cristiana optó por Allende,
comenzando así la tragedia que traería un baño de sangre sobre Chile.
PRIMERO LOS POBRES
Lo primero que hizo Allende fue romper la tradición democrática de Chile diciendo, para asombro
de propios y extraños, que él no sería el presidente de todos los chilenos, sino que inspiraría su
actuación “en los conflictos de clase irreconciliables de la sociedad chilena”.
De inmediato los partidos de izquierda comenzaron a preconizar abiertamente la inevitabilidad de
una confrontación civil. Con esa incertidumbre, a nadie le llamó la atención que la inversión
privada y extranjera fuera cero y que a un año de gobierno allendista Chile tuviese que declararse
insolvente y pedir una moratoria sobre su deuda externa. En 1971, Fidel Castro visitó el país y
durante 30 días como Pedro por su casa. Lo recorrió de punta a punta arengando a las multitudes
hacia la revolución socialista. En muy poco tiempo la economía se vino abajo afectando a toda la
población.
EL CACEROLAZO
El 2 de diciembre de 1971 miles de mujeres marcharon por las calles principales de Santiago
golpeando sus ollas en descontento por la escasez de alimentos con el gobierno de Allende. Ese
día fue conocido como la Marcha de las Cacerolas Vacías, siendo hasta ahora la manifestación de
mujeres más recordada. Con el paso de los días este tipo de protesta se masificó hasta las
principales ciudades de Chile. Concepción y Valparaíso fueron las primeras en unirse a Santiago.
LA MECA DE LOS SOCIALISTAS
En 1972, Chile se convirtió en la Meca de todos los socialistas de América Latina. Ese mismo año
comenzaron a instalarse las famosas escuelas de guerrilleros y se inició por parte de Cuba la
introducción clandestina de armas de todo tipo: desde ametralladoras y bombas de alto poder
explosivo, hasta morteros y cañones antitanques de procedencia Checa y Soviética. Paralelamente
la embajada de Cuba se transformó en un bunker con más de trescientos funcionarios acreditados
que no eran precisamente diplomáticos.
CONTRA LAS INSTITUCIONES
El gobierno de Allende fue y permaneció en todo momento sin mayoría en el Parlamento. Para
1973 los socialistas perdieron el control en los principales sindicatos industriales y mineros.
Considerando un estorbo a los contrapesos del poder, Allende planteó la sustitución del Congreso
por una asamblea popular y la creación de Tribunales del Pueblo, algunos de los cuales llegaron a
funcionar. Así mismo, intentó transformar el sistema educativo para convertirlo abiertamente en
un instrumento de adoctrinamiento marxista. La Tercera y el Mercurio, diarios democráticos, así
como difusoras de radio fueron tildados como opositores al gobierno marxista y fueron
clausurados por el “demócrata” Allende.
AL MARGEN DE LA LEY
La Corte Suprema de Justicia, por unanimidad, censuró al gobierno por el atropello sistemático de
la legalidad vigente. La Contraloría rechazó por ilegales innumerables actuaciones y resoluciones
del Ejecutivo. En un acto insólito, el presidente Allende se negó a promulgar las reformas
constitucionales del Congreso y persistió en esta actitud a pesar de sucesivos ordenamientos
judiciales.
En agosto de 1973, la Cámara de Diputados se reunió para analizar la insostenible situación que
enfrentaba Chile. El Congreso declaró que el gobierno de Allende había violado gravemente la
Constitución chilena. El 63 por ciento de los diputados acusaban al presidente y su gobierno de
veinte violaciones concretas de la Carta Magna, incluyendo el amparo de grupos armados, la
tortura, las detenciones ilegales, la mordaza a la prensa libre, la manipulación de la educación y la
confiscación de propiedad privada. De aquí la opinión del ex presidente Frei: “el gobierno
minoritario de Unidad Popular estaba resuelto a instaurar una dictadura totalitaria y estaba dando
los pasos para llegar a esa situación”.
FRACASO ECONÓMICO
Tras llegar al poder, el mandatario chileno inició un amplio programa de expropiaciones que
condujo a la nacionalización de todo tipo de empresas, incluyendo negocios agrícolas y compañías
mineras. Los aumentos salariales dictados por Allende dispararon hasta un 20 por ciento los
sueldos, pero esa ilusión artificial acabó siendo devorada por una inflación rampante que, a lo
largo de sus tres años de gobierno, redujo significativamente el poder adquisitivo de los sueldos
de los trabajadores.
EL TRISTE FINAL
La destrucción de la democracia, la legalidad, la economía y la negativa de las fuerzas armadas de
convertirse en artífices del comunismo, culminó en el descontento que puso a Allende contra la
pared. De no ser así, el mundo jamás hubiera escuchado hablar de Augusto Pinochet, ni del asalto
al Palacio de la Moneda. Fue lamentable, pero era evitable. Lo demás ya es historia.
Pinochet reprimió a los comunistas que permanecían armados y en la clandestinidad e impuso un
modelo económico que, guste o no, colocó a Chile como el país más desarrollado y con menos
pobres, hasta la fecha, en toda América Latina. Dejó el poder en 1988 mediante un referéndum y
fue perseguido judicialmente durante el resto de su vida. Hoy al igual que Allende muchos de sus
partidarios le rinden culto.