En Chiapas, seis de cada 10 familias salen de su casa para evitar agresiones por
conflictos religiosos
Por Argenis Esquipulas
FOTO: JACOB GARCÍA
La Iglesia evangélica en Chiapas se ve forzada a cerrar más de 100 templos en la región
Sierra Mariscal debido a la creciente violencia generada por el crimen organizado.
Gamaliel Fierro Martínez, presidente de la Iglesia evangélica en Tapachula, reporta que
los templos en municipios como Chicomuselo, Mazapa de Madero, Frontera Comalapa y
otros han suspendido sus cultos temporalmente debido al temor existente.
Los habitantes de Motozintla y Frontera Comalapa denuncian la constante presencia de
hombres armados en las calles, sin una respuesta efectiva por parte del Ejército, la
Guardia Nacional o entidades de seguridad. Esta situación ha llevado al cierre no solo de
templos evangélicos, sino también de comercios y escuelas, generando un clima de
inseguridad que se asemeja a la época de la pandemia, según relata Erika, residente de
Frontera Comalapa.
En Motozintla, el pasado 14 de febrero, una festividad en el parque central fue
interrumpida por hombres armados, y ninguna autoridad respondió ante la situación. La
Iglesia católica también sufre las consecuencias, con una disminución de devotos en
misas y eventos patronales, reflejo del temor generalizado de la población a salir a las
calles.
La Iglesia católica en Chiapas critica fuertemente la falta de acción por parte de los
gobiernos estatal y federal en la lucha contra la delincuencia organizada, señalando la
toma de posesión de células criminales en varios municipios y regiones de la entidad.
La inseguridad permea la vida cotidiana, afectando no solo las prácticas religiosas, sino
también la actividad comercial y educativa en la región.
La madrugada del 16 de diciembre de 2023, la tranquilidad en San Cristóbal de Las
Casas se vio perturbada por un trágico suceso. El pastor Mateo González, reconocido en
la comunidad por su labor en la radio evangélica y en la Clínica Maranatha contra
adicciones, junto a su esposa, Rocío, fueron encontrados sin vida en su hogar.
La Fiscalía General del Estado de Chiapas, a través de la Fiscalía de Justicia Indígena, ha
iniciado una investigación exhaustiva para esclarecer este doble homicidio. Según los
informes preliminares, ambas víctimas presentaban heridas de arma de fuego en su
domicilio ubicado en la colonia Lomas de Chiapas, San Cristóbal de Las Casas.
Las autoridades policiales llegaron al lugar tras el reporte de la Policía municipal,
confirmando la lamentable pérdida de Mateo, de 49 años, oriundo de San Juan Chamula,
y de Rocío, de 25 años, proveniente de Veracruz. Tras las diligencias correspondientes,
se procedió al levantamiento de los cuerpos para su traslado al Servicio Médico Forense.
La Fiscalía ha dado inicio a la Carpeta de Investigación por Homicidio Calificado,
comprometiéndose a identificar y llevar ante la justicia a los responsables de este acto
atroz. En este contexto, reafirman su compromiso con la comunidad chiapaneca para
garantizar el Estado de Derecho, asegurando que no habrá impunidad para aquellos
involucrados en conductas delictivas.
De acuerdo con un informe especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos
de México (CNDH), de 1974 a 2016, se documentaron más de 30,500 casos de
desplazamiento interno por intolerancia religiosa en Chiapas. El censo del Instituto detalla
que, Chiapas, tiene más de 5.5 millones de habitantes, de los cuales, 3 millones se
consideran católicos y, 2 millones, son protestantes evangélicos.
La coordinación de Organizaciones Cristianas en México explica que, en Chiapas, 6 de
cada 10 familias sale de su casa para evitar agresiones por conflictos religiosos.
En entrevista a con Josué Pérez Pardo, pastor de la iglesia cristiana “Jesús es el
Camino”, destacó la continuidad de la violencia en el estado de Chiapas, especialmente
en su zona norte y en municipios como La Concordia y Comalapa, áreas que abarcan la
Sierra Madre de Chiapas. Lamentablemente, a pesar de ser la región con mayor cantidad
de creyentes evangélicos, persisten casos de intolerancia religiosa, principalmente en
comunidades indígenas.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en los resultados del Censo de
Población y Vivienda 2020, colocó a Chiapas como el estado con mayor diversidad
ideológica del país, además, mantiene el menor porcentaje de población que se asume
católica.
El estado de Chiapas cuenta con el 32% con mayor porcentaje de población que es
protestante o cristiana evangélica, debajo se encuentran otros estados como Tabasco
(27%), Campeche (24%), Quintana Roo (21%) o Tamaulipas (17%), la media nacional se
encuentra en un (11%).
En las zonas indígenas de Chiapas, la intolerancia religiosa es una realidad desde hace
casi 50 años y, como resultado, más de 30 mil evangélicos se vieron obligados a
abandonar sus hogares para evitar conflictos con la comunidad.
La coordinación de Organizaciones Cristianas en México explica que, en Chiapas, 6 de
cada 10 familias salen de su casa para evitar agresiones por conflictos religiosos.
En la última década, el catolicismo ha visto un crecimiento notable del Movimiento de
Renovación en el Espíritu Santo, especialmente en zonas mestizas. A su vez, el culto a la
Virgen de Guadalupe ha ganado terreno, antes moderado, complementado por la
veneración a San Pascual Bailón, arraigada en Tuxtla Gutiérrez.
Sin embargo, la diversidad no se detiene en el catolicismo. El protestantismo tuvo su
entrada principal en 1992, marcando territorio en regiones fronterizas con Guatemala, con
presencia presbiteriana desde principios del siglo XX, gracias a misioneros
guatemaltecos.
El censo de 2010 revela que el 19.3% de la población sigue religiones protestantes o
evangélicas, mientras que un 8.4% se adscribe a ‘Otras religiones’, como Testigos de
Jehová, Adventistas del Séptimo Día y Mormones.
Chiapas se alza como el estado más diverso en credos, con poblaciones
mayoritariamente indígenas adoptando diferentes creencias. Las regiones de Selva y
Sierra muestran altos índices de cristianos no católicos, mientras que municipios como
Chenalhó y Bejucal de Ocampo tienen reducidos porcentajes de fieles al catolicismo.
La influencia de Guatemala en la propagación de estas creencias no católicas en regiones
colindantes es notoria, configurando a Chiapas como un tapiz religioso donde la
diversidad es el pilar de su identidad sociocultural.”
En Chiapas, el Protestantismo, principalmente representado por presbiterianos,
pentecostales y neopentecostales, tiene una presencia notable, especialmente en
municipios como Tecpatán, Amatán y Solosuchiapa. Además, la región norte destaca por
el crecimiento de religiones no católicas, como la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
preferida por la población zoque.
Recientemente, comunidades musulmanas sufi y sunni han surgido en la periferia de San
Cristóbal de Las Casas, impulsadas por españoles musulmanes a principios de los años
noventa entre familias tsotsiles, que previamente fueron expulsadas por convertirse al
protestantismo. Estas comunidades fundaron la Unión Islámica de México y el Centro de
Desarrollo Social para Musulmanes Misión para el Dawa A.C. Sin embargo, hubo
divisiones internas, y algunos se unieron al Centro Islámico de México en el Distrito
Federal.
El conflicto religioso ha sido un problema en ciertos municipios de las regiones indígenas
de los Altos, la Fronteriza y la Selva, donde se han registrado expulsiones y destierros de
personas que abandonaron el catolicismo tradicional para unirse a instituciones religiosas
no católicas, incluyendo el mismo catolicismo.
La intolerancia religiosa conlleva agresiones que van desde acciones radicales, como
homicidios y expulsiones, hasta acciones moderadas, como encarcelamientos y
prohibiciones de servicios públicos. Estas agresiones violan los derechos humanos y
generan exclusión, desarraigo y conflictos en regiones como los Altos, la Frontera y la
Selva. La falta de tolerancia religiosa y libertad de culto propicia esta persecución que
lleva a grupos religiosos disidentes a actuar ilícitamente para defender sus derechos,
aunque esto también puede desencadenar más violencia y problemas.
A pesar de disposiciones constitucionales y acuerdos internacionales que promueven la
igualdad y prohíben la discriminación, la respuesta legislativa ha sido limitada, reflejando
falta de conocimiento y sensibilidad. Aunque la Constitución reconoce la no discriminación
y la diversidad cultural, aún se evidencian exclusiones sociales, particularmente por
persecución debido a intolerancia religiosa.
Se han registrado casos de intolerancia religiosa, especialmente en estados como
Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Jalisco y Guerrero, con manifestaciones más violentas en
municipios específicos como Las Margaritas, La Trinitaria, Altamirano y otros
mencionados. Según encuestas, el 80.4% percibe discriminación hacia minorías religiosas
y el 21.4% ha sido víctima de discriminación por sus creencias.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha corroborado la existencia de intolerancia
religiosa, destacando la necesidad de abordar estos problemas para promover una
convivencia pacífica entre ciudadanos en entornos urbanos y rurales, especialmente en
comunidades indígenas.
Más de 35 mil evangélicos fueron expulsados de Chamula en los años 60 por intolerancia
religiosa. Sin embargo, la situación ha mejorado en los últimos años gracias a la
tolerancia religiosa en varios municipios del estado de Chiapas. A pesar de que muchos
de los evangélicos no regresaron a sus hogares, la paz entre católicos y evangélicos ha
sido restaurada.
Esdras Alonso González, presidente de la Organización Alas de Águila 2000 y del Ejército
de Dios, ha señalado que se está llevando a cabo la conciliación y la paz en las
comunidades entre católicos y evangélicos. También ha destacado el diálogo entre ambas
partes y la importancia de vivir en paz.
Sin embargo, hay algunos casos que aún no han sido resueltos, como el del pastor
Alejandro Jiménez Jiménez, cuyas cinco casas fueron destruidas y aún está fuera de su
hogar. A pesar de ello, el líder evangélico ha destacado que la situación ha mejorado en
los últimos años y ha aplaudido a las autoridades tradicionales por la tolerancia religiosa.
Aunque la mayoría de los evangélicos expulsados no regresaron a sus hogares, algunos
compraron terrenos en diferentes municipios y construyeron iglesias. Otros permanecen
refugiados con familiares en otros municipios y algunos se encuentran en Alas de Águila 2000.