En el paraje de San Nicolás se encuentran preocupados debido al registro de altas
temperaturas que afectarían sus cosechas
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
15 años dedicándose a la cosecha y siembra de hortalizas, Pedro y su familia diariamente
salen de casa a las cinco de la mañana para encontrarse con el sembradío de rábanos y
cilantro, por más de 45 días han esperado para poder arrancarlos y luego, ser
comercializados, a principios de año la producción no fue buena, las heladas afectaron a
los productores.
“Casi no hay mucho precio, lo que afectó cuando cayó la helada, echó a perder las plantas,
se quemó todo y ya no salieron bien las cosechas”, señaló el campesino.
Aseguran que cuando hay buena cosecha salen 30 cajas o 32 cajas, las cuales llevan 100
manojos por reja.
Es justamente en este paraje, donde la mayoría de las familias se dedican a la siembra y
cosecha de hortalizas, desafortunadamente, el sustento de sus hogares podría verse
afectado debido a que el próximo mes viene otra complicación mayor, altas temperaturas,
fenómeno ante el cual temen quedarse sin agua para regar sus siembras.
“Como ahorita casi no hay agua, ahorita, no hay lluvia, por la lluvia que no hay, tenemos
un pozito por allá, y no más eso, tal vez para el mes que viene si, ya no va a aguantar
porque es tiempo de más calor, compramos en pipa, ¿cuánto cuesta la pipa? está a 250
por pipa, de tres mil litros”, comentó Pedro.
La sequía amenaza a las personas y a sus estilos de vida, aumentado el riesgo de
enfermedad y muerte, incentivando a la vez la migración masiva. De acuerdo a la
Organización de las Naciones Unidas la escasez de agua afecta al 40 por ciento de la
población mundial. Según proyecciones, para 2030, más de 700 millones de personas
corren el riesgo de ser desplazados como resultado de la sequía.
Debido a las pequeñas diferencias en el suelo o la topografía, un campo puede tener
plantas en varias etapas de estrés por sequía. En una situación en la que el agua escasea,
es mejor racionar el riego según sea necesario y también ahorrar en costos.
La falta de agua en cultivos es un desastre de evolución lenta que se caracteriza por la
falta de precipitaciones y puede tener graves repercusiones en la salud, la agricultura, la
economía, la energía y el ambiente.