Habitantes exigen medidas urgentes para detener la inseguridad y restaurar la paz, ante un panorama marcado por el miedo
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
En medio de un escenario de inseguridad, el municipio de Pantelhó, se encuentra inmerso en una espiral de violencia que parece no tener fin. A pesar de la presencia del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional (GN) y la Policía Estatal, los ataques armados a la población persisten, lo que culmina en pérdidas de vidas inocentes, agrava los problemas económicos y desplaza a familias enteras de sus hogares.
La reciente masacre, donde una familia entera fue asesinada en su propio hogar, es solo un ejemplo del terror que se vive a diario en las calles de Pantelhó. El motivo detrás de estas acciones: la negativa de la familia a sumarse al grupo de autodefensa conocido como “El Machete”. El municipio se ha convertido en un lugar que no se rige por el Estado de Derecho.
A medida que la violencia se intensifica, los efectos devastadores se multiplican. No solo se pierden vidas inocentes, sino también se profundizan los problemas económicos en la región. El miedo paraliza a la comunidad, reduce la actividad comercial y agrícola, y sume a Pantelhó en un ciclo de pobreza e inseguridad.
Además, familias enteras como resultado de la violencia, dejan atrás hogares destruidos y vidas destrozadas. La comunidad se ve enfrentada a la dolorosa realidad de abandonar sus raíces y buscar refugio en lugares más seguros, lejos del alcance de la violencia desenfrenada.
Ante esta crítica situación, los habitantes de Pantelhó claman por una respuesta contundente por parte de las autoridades. Exigen no solo la presencia de las fuerzas del orden, sino también acciones concretas para desmantelar los grupos armados y garantizar la seguridad de la población. El llamado a un cese al fuego es urgente y necesario para detener los atentados a la población y restaurar la paz en Pantelhó.
En medio del caos, la comunidad de Pantelhó busca aferrarse a la esperanza de un futuro mejor, donde la justicia y la seguridad sean una realidad tangible. Sin embargo, para lograr este objetivo, se requiere el compromiso y la acción decidida tanto de las autoridades como de la sociedad en su conjunto.