Héctor Estrada
Autopista a Palenque; el reto sexenal que viene
Luego de más de 20 años de mantenerse como el mayor fracaso de infraestructura carretera en Chiapas, la anunciada reactivación del proyecto para la construcción de la autopista entre San Cristóbal y Palenque, Chiapas, apunta a convertirse desde muy temprano en uno de los mayores retos para el próximo sexenio y, en caso de concretarse, en uno de sus más importantes logros.
Desde la inauguración de las autopistas a Ocozocoautla – Las Choapas, Tuxtla – San Cristóbal y Ocozocoautla – Arriaga, el desarrollo de infraestructura carretera en la entidad se ha sumido en un letargo vergonzoso. Comunicar eficientemente al centro del estado con la región Selva se ha convertido en el mayor de los pendientes.
Durante las últimas décadas, las viejas carreteras que comunican a los municipios más importantes de la zona se han vuelto caminos cada vez más inseguros, deteriorados y secuestrados por grupos de insurgencia permanente y sabotajes disfrazados. La propagación de topes, retenes ilegales y bloqueos carreteros se ha convertido en pan de todos los días dentro del viejo trazo carretero.
Y es que, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la vieja vía a la región Selva de Chiapas es desde hace años una de las carreteras más inseguras de la entidad, no solo por la alta incidencia de asaltos carreteros, sino también por la presencia de grupos violentos. Por eso, el proyecto de la autopista a Palenque se mantiene hoy no solo como el mayor pendiente carretero de la entidad, sino también como el más grande fracaso de infraestructura para los últimos cuatro sexenios.
Y no es para menos… Se trata de un megaproyecto que ha demorado por lo menos 20 años en la antesala, con innumerables estudios de factibilidad, respaldados por organismos empresariales, agrupaciones turísticas, especialistas en ingeniería civil, expertos en desarrollo económico y analistas en materia de proyección turística, que no han dejado dudas sobre la necesidad de su urgente ejecución.
Durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto el proyecto tuvo una inversión inicial autorizada de 10 mil millones de pesos para un proceso de construcción que arrancaría en 2014 y concluiría antes de finalizar el 2018. Sin embargo, las cosas no salieron conforme lo planeado. Para 2017, el fracaso de las negociaciones con las comunidades indígenas terminó convirtiendo el asunto en una simple remodelación para la vieja carretera, con un presupuesto de apenas 250 millones de pesos que en nada mejoraron la conectividad.
Hoy, bajo el nombre de “Ruta de las Culturas Mayas”, el proyecto parece enfilarse a una nueva posibilidad de hacerse finalmente realidad. El proyecto anunciado por el gobernador electo, Eduardo Ramírez Aguilar, se ha reconfigurado en un nuevo modelo de inclusión a las comunidades por donde pasará el trazo carretero, lo que podría que abrir nuevas posibilidades de concretarse.
La denominada Ruta de las Culturas Mayas contempla la construcción de un tramo carretero de 153 kilómetros de Palenque a San Cristóbal de Las Casas, más un ramal a Ocosingo de 18 kilómetros, mediante un crucero que también comunicará con las Cascadas de Agua Azul, contemplando un ancho de vía de 12 metros a dos carriles.
El trazo carretero prevé atravesar el territorio de 10 municipios y reducirá el tiempo de recorrido entre Palenque y San Cristóbal a solo hora y media, viajando a una velocidad de 110 kilómetros por hora. Sin embargo, la parte importante del proyecto tiene que ver con la forma en que se piensa solucionar el problema de que implica alcanzar losacuerdos con las comunidades involucradas.
El proyecto plantea un esquema de inversión social en el que las comunidades serán incluidas como socios activos de las carreteras, teniendo el derecho exclusivo de construir gasolineras, restaurantes y tiendas de autoservicio, así como la habilitación de paraderos turísticos, 60 pasos alternos a comunidades o rancherías y casas que, según, los proyectistas, integrará a los pobladores involucrados en los beneficios directos de la obra.
De esta forma las autoridades del próximo sexenio tendrán en ese proyecto uno de los mayores retos para demostrar sus capacidades de negociación y hacer la diferencia respecto a los gobiernos pasados, para entregar finalmente a Chiapas una de las obras más postergadas. Y es que, de poco sirve al estado su integración a proyectos tan ambiciosos como el Tren Maya si su punto de anclaje permanece hoy tan desconectado del resto de la entidad… así las cosas.