Este hecho se da debido a la movilidad de las poblaciones internacionales
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
En los últimos años, Tapachula ha experimentado un notable incremento en la diversidad de su oferta gastronómica, impulsada por la creciente llegada de migrantes de diferentes partes del mundo. La ciudad, situada en la frontera sur de México, ha visto cómo su panorama culinario se ha enriquecido con sabores y platillos que reflejan la multiculturalidad de otros países.
“La comida de haitianos, trae arroz con frijoles, arroz blanco, frijoles licuados, arroz con frijoles pintados, carne de res, pollo frito, pollo guisado”, mencionó Fabiola Ynezile, migrante haitiana.
Restaurantes, puestos semifijos o negocios familiares han comenzado a ofrecer una variada gama de opciones culinarias, que incluyen desde la comida haitiana hasta la comida brasileña, cubana o venezolana. Este fenómeno no solo satisface los paladares curiosos de los locales, sino que también proporciona una conexión cultural y un sentido de pertenencia a los migrantes que buscan establecerse en la región o que simplemente van de paso.
“La comida extranjera ha crecido mucho, por donde quiera hay negocios de comida cubana y hondureña. A nosotros no nos afecta, incluso a veces tenemos migrantes que vienen a comer a acá, vienen venezolanos, cubanos y diferentes grupos de extranjeros”, agregó Adilia Vázquez López, comerciante de comida mexicana.
Estas nuevas ofertas no solo representan una oportunidad económica para los migrantes, sino que también fomentan el intercambio cultural y la integración social.
“A nosotros nos gusta mucho la comida haitiana, muy rica y muy saludable la verdad, uno como mexicano a veces no lo consume, no tenemos el hábito de estar comiendo verduras, que es muy nutritivo, y en cambio, la comida haitiana tiene mucha verdura y legumbres”, puntualizó Edith Mejía Chacón, mexicana, consumidora de gastronomía extranjera.